Deborah Feldman, autora de
Deborah Feldman publica ahora la impactante y viral historia de su vida, esa que te dejó con la boca abierta en Netflix

El Sumario – La autobiografía de la renuente judía ultraortodoxa Deborah Feldman, que creció en el seno de la comunidad jasídica Satmar en el barrio de Williamsburg (Brooklyn, Nueva York), es de las que deja con la boca abierta. Ahora llega el libro en español («Lumen»), el que ella escribió desde su exilio en Berlín, donde vive y educa a su hijo en libertad.

Cabe destacar que la muy vista mini serie de Netflix «Poco Ortodoxa» (en inglés: Unorthodox, heterodoxa; disconforme con el dogma de una religión) se inspira en sus escritos y específica historia, no obstante ciertas adaptaciones que difieren de la vida real, como la presentada afinidad y vocación de la protagonista por la música, en vez de por las letras, como es en realidad.

Feldman creció bajo un estricto código de normas que regía desde su idioma -el yiddish– o su indumentaria, hasta sus lecturas y las personas con las que se le permitía relacionarse, pero siendo adolescente intuyó que podía existir una forma de vida alternativa entre los rascacielos de Manhattan y las novelas de Jane Austen o Louisa May Alcott, que leía a escondidas de su familia.

Pronto se vio atrapada en un matrimonio concertado que resultó frustrante, sexual y emocionalmente, pero todo cambió cuando, a los 19 años, da a luz a su hijo y comprendió que, a pesar de todos los obstáculos, debía de encontrar para ambos la libertad.

Dice que este libro fue «su billete de salida» del mundo jasídico. ¿Qué descubrió sobre sí misma durante la escritura de «Ultraortodoxa»?

Mientras escribía «Ultraortodoxa», estaba pasando por ese delicado momento de transición que se sucede a la partida, luchaba por descubrir qué tipo de persona iba a ser y qué tipo de vida iba a llevar.

Verme obligada a reflexionar sobre el pasado me hizo comprender que no podría borrarlo nunca y que el pasado siempre será una parte de lo que me define. Con el tiempo, aprendí que no se trata de algo necesariamente malo y acabé aceptándolo. Sin la ayuda del libro, habría tardado mucho más en llegar a esa conclusión.

¿Cree que existe la posibilidad de que se produzca algún cambio en la comunidad de Satmar?

Creo firmemente que existe la posibilidad de que se den cambios positivos en la comunidad de Satmar. Aun así, soy realista, y sé que quizá sean más limitados de lo que querría, pero en cualquier caso eso no les resta valor. Sin embargo, los cambios solo se producen cuando hay quien los impulsa, y yo solo soy una persona. Se necesita más gente dispuesta a defender lo que quiere.

Estoy convencida de que hay personas que se encuentran más a gusto que yo con el estilo de vida que llevan en la comunidad, pero también sé que hay muchas otras atrapadas en su interior que desean emanciparse, pero que carecen de las herramientas necesarias. Cuando estaba dentro, estaba segura de que no había salida porque no conocía a nadie de fuera, del mundo laico, y el escaso contacto que había tenido con él de pequeña me había convencido de que nadie se mostraría receptivo ante mis deseos de interacción.

Estaría bien que lográramos ver más allá de nuestro aspecto y que, como resultado, nos mostráramos más comprensivos. Si el mundo exterior le prestara mayor atención, la comunidad de Satmar tal vez no sería tan reacia al cambio, ya que suele preocuparle la imagen pública.

Dice que sigue sintiéndose orgullosa de ser judía y que continúa pensando que es importante tener fe. ¿En qué medida ha influido su religión en la vida que lleva fuera de la comunidad jasídica de Satmar? ¿Pertenece a un templo o expresa sus creencias de otra manera?

Creo que conservo mi condición de judía en gran parte debido a mi hijo, que no tiene problemas en identificarse con su grupo étnico y religioso. Verlo disfrutar de las fiestas y costumbres judías me ha enseñado a no rechazar los aspectos beneficiosos de una cultura solo porque contenga asociaciones negativas para mí.

Aunque la idea de «pertenecer» a un templo o a una comunidad sigue incomodándome, no quiero privar a mi hijo de esa opción, por lo que trato de mantenerme lo más abierta y flexible posible.

Ahora que puede ahondar en la cultura laica con libertad, ¿qué actividades son las que más disfruta?

Eso es fácil. Me encanta formar parte de una comunidad literaria. El hecho de que no tenga que esconder mis libros, o mi amor por ellos, es lo que más valoro de todo lo que me ha concedido la libertad. Paso mucho tiempo en librerías y asisto a lecturas, y es algo que siempre vivo como una celebración, porque sé que, de no haberme ido, nunca habría podido participar de esto.

También me encanta viajar, el cine independiente y visitar museos de arte. Poder expandir mis horizontes intelectuales cuando lo desee continúa siendo una aventura nueva y emocionante para mí.

La comida siempre ha interpretado un papel importante en su vida. ¿Qué le parece no tener que ceñirse a la comida kósher? ¿Cuáles son sus platos preferidos?

Me considero una verdadera sibarita y me encanta probar cosas nuevas, sobre todo cuando viajo. Estoy convencida de que la mejor manera de conocer un lugar es a través de su cocina. Comer es una actividad sensual y placentera, y creo que tengo una relación emocional con la comida que proviene de mi educación.

¿Ha vuelto a comunicarse con sus abuelos o con el resto de su familia? ¿Están al tanto de la publicación del libro? ¿Ha habido consecuencias?

Es un tema delicado. Cuando me fui, cambié mi información de contacto y me escondí durante un tiempo porque tenía miedo de que me obligaran a regresar. Más tarde, cuando empezaron a aparecer noticias sobre el libro, recibí muchos correos cargados de odio de parte de mi familia, y eso me resultó muy doloroso.

Sin embargo, todos esos mensajes tan ofensivos me recordaron la suerte que tuve al escapar de la comunidad y me hizo sentir más agradecida que nunca por haber tomado la decisión de abandonarla.

Creo que mi familia y mi comunidad tratarán de hacer todo lo posible por dañarme, tanto para restar veracidad a lo que digo como para vengarse de mí por traicionar el código del silencio. Si eso llegara a ocurrir, estoy preparada para afrontarlo, y confío en el apoyo de mis amigos cercanos para salir adelante.

¿Cree que alguien de la comunidad jasídica de Satmar leerá su libro? ¿Le gustaría que lo hicieran?

Estoy convencida de que habrá miembros de la comunidad que lo leerán, aunque en secreto. Los rebeldes siempre suscitan curiosidad; cada vez que se publica un artículo sobre uno, circula con discreción entre cierto público jasídico.

Desde luego, no me importa que lo lean, espero cierta indignación, pero también estoy segura de que puede servir de inspiración para muchas mujeres y hombres. Creo que les hará pensar de otra manera acerca de la vida que llevan.

¿Le gustaría que su hijo leyera este libro algún día? ¿Cómo le explicará su legado?

Me resulta muy difícil imaginar a mi hijo de adulto y leyendo este libro. No creo que nadie se sintiera muy cómodo ante la idea de que los detalles íntimos de la vida de sus padres —y, por tanto, de la suya propia— sean de carácter público.

Lo único que espero es que me acepte como soy. En este momento, tenemos una relación muy estrecha y contesto todas sus preguntas con sinceridad. Solo puedo continuar haciéndolo en la medida de lo posible mientras crezca y sus preguntas se vuelvan más complejas.

Lo difícil que resulta ser mujer aún hoy en día

¿Qué es lo que más le gustaría que sus lectores extrajeran de la lectura de este libro? ¿Qué es lo que más le gustaría que la gente supiera sobre usted y sobre la comunidad jasídica en general?

Quiero que la gente piense en lo difícil que resulta ser mujer aún hoy en día, porque a pesar de que algunas de las experiencias que se describen en el libro parecen extremas, creo que todas las mujeres pueden sentirse identificadas con la impotencia que sentí yo.

Gran parte de cómo se comporta la comunidad jasídica puede reprocharse a la sociedad en general, que se lo permite, por lo que considero que las actitudes hacia el multiculturalismo deben cambiar. La justicia para con las mujeres debe mejorar tanto dentro como fuera de las culturas religiosas extremas.

Si pudiera hablar con chicas jóvenes de su antiguo vecindario que se enfrentan a sus creencias y se sienten constreñidas por su comunidad, ¿qué les diría?

Les diría que busquen ayuda. Ese primer paso da miedo, pero la mayoría de las veces vale la pena. Yo he recibido la ayuda de personas increíbles y nada me gustaría más que continuar la cadena de favores. Sé que no puedo salvar el mundo, pero haré todo lo posible por ayudar a otros en mi misma situación.

Le gusta leer desde que era niña. ¿Cuáles son algunos de sus libros favoritos y en qué medida la han influido?

Menciono muchos en el libro, pero también he sido una gran admiradora de Charles Dickens desde que tengo memoria. Como anglófila, me familiaricé rápidamente con todos los escritores ingleses de renombre, pero los libros de Dickens destacaban porque a menudo trataban de niños que de pronto se encontraban en situaciones muy desfavorables, y su obra rezumaba (transpiraba) una especie de melancolía romántica.

Creo que ese tipo de literatura me permitió convertir mi propia vida en una aventura. Por supuesto, no olvido a «Harry Potter».

Me enganché a la serie cuando era adolescente y para mí resultó una magnífica vía de escape. Si le debo a alguien haber sobrevivido a mi adolescencia en la comunidad de Satmar, esa persona es J. K. Rowling.

Recuerdo una época en que la salida del próximo libro de ‘Harry Potter’ era lo único que esperaba con ansia. Hace poco volví a experimentar una emoción similar: estaba leyendo un libro de Lev Grossman que ha sido considerado como el «Harry Potter adulto», titulado «El bosque mágico«, y me hizo recordar cómo me sentía de pequeña. Es impagable recuperar esa sensación. Cuando un escritor logra algo así, puede decirse que ha alcanzado el éxito.

En el libro menciona que llevaba un diario. ¿Siempre supo que quería ser escritora?

Empecé a escribir tan pronto como aprendí a leer. Todos los escritores escriben por un motivo, y creo que yo entendí la razón desde muy pequeña. Cuando empecé a escribir, sentí que había ingresado en un club.

Participaba en un proceso de reflexión y creatividad que se remonta a tiempos inmemoriales y que establecía un vínculo con las personas que más admiraba: los escritores. Hacía que me sintiera menos sola.

Me sacó de mi pequeño y limitado mundo y me hizo creer que formaba parte de algo mucho más grande. Todavía llevo un diario, y no creo que lo deje. Cuando escribo, me doy cuenta de que, en realidad, no tiene nada que ver con crear contenido, sino con lo que ese proceso hace por mí como persona. Ayuda tanto a mi desarrollo creativo como personal.

Invitamos a conocer más detalles en la entrevista realizada a Deborah Feldman por Shirley Varnagy.

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El Sumario

Con información de Woman.es y entrevista en video realizada por la colega periodista Shirley Varnagy (Onda 107.9 FM)