Una forma es mojarlos con agua. Pero no hay que sumergirlos en la misma, esto podría ser peligroso

Es fundamental darse cuenta a tiempo si nuestro gato o perro sufre un golpe de calor. ¿Cómo? Estando atentos a sus comportamientos.

A diferencia de los humanos, los gatos y perros no transpiran, excepto por las almohadillas de las patas y la nariz: regulan su temperatura corporal por el jadeo, pero en condiciones de calor extremo este método resulta limitado.

Entonces, cuando los vemos jadear o salivar en exceso hay que bajarles la temperatura aún antes de acudir al veterinario. Una opción es enfriarlos con agua, pero nunca sumergirlos completamente, porque les podría provocar un shock.

Otros síntomas del estrés por calor son la debilidad; el enrojecimiento de las membranas en la boca, lengua, ojos, y, a veces, de la piel; vómitos y diarrea; y falla en los órganos.

Otra forma de ayudarlos a afrontar el calor es no llevarlos a correr ni sacarlos a pasear al mediodía ni antes de la siesta; siempre dejarles disponible agua fresca y limpia en abundancia; darles de comer a la tardecita, cuando baja la temperatura; y no dejarlos en lugares expuestos al sol ni en lugares cerrados sin circulación de aire.

LS

Con información de El Ciudadano.

Fotografía Gettyiamges.