Los derechos de sus primeros trabajos habían terminado en manos de un fondo de inversión ajeno a la artista

El Sumario – La cantante estadounidense, Taylor Swift, superó el viernes 9 de abril el reto de regrabar y volver a publicar “Fearless”, un disco editado en 2008, para recuperar la propiedad intelectual de su música después de que los derechos de sus primeros trabajos terminaran en manos de un fondo de inversión ajeno a la artista.

El nuevo «Fearless (Taylor’s Version)» suena exactamente igual que el original, aunque con la voz de Swift más madura, e incluye seis canciones compuestas durante aquellos años que finalmente no se publicaron, lo que eleva el listado a casi dos horas de duración.

El lanzamiento supone una victoria para Swift en su batalla por recuperar los derechos de sus canciones, motivo por el que este otoño comenzó a grabar desde cero sus seis primeros discos.

«Este proceso ha sido más lleno de satisfacción y emocional de lo que hubiese imaginado y me ha dado más determinación para regrabar toda mi música», aseguró entonces la cantante de 31 años.

Cómo la artista perdió el control de sus canciones

El primer trabajo de la artista se editó en 2006 bajo el sello de Nashville Big Machine, que tenía control de la mayor parte de los derechos de sus canciones, como es habitual en los comienzos de una carrera.

La historia por la que Swift perdió el control de sus propias composiciones es uno de los capítulos más enrevesados de la industria musical

En los siguientes años, la cantante lanzó más discos con este pequeño sello hasta que en 2019 firmó un contrato más ventajoso con Universal Music, que le daba los derechos de lo que publicase en el futuro.

Pero coincidiendo con este cambio, el representante musical Scooter Braun adquirió el antiguo sello Big Machine y todas las grabaciones de los primeros seis álbumes de la artista, varios de ellos discos de platino.

La compra, valorada en 300 millones de dólares, se ejecutó con la participación del fondo de inversión Carlyle Group y fue posteriormente traspasada a la firma de inversión Shamrock Capital, sin ningún vínculo con la cantautora.

Recuperación de sus composiciones

Al ser compositora, Swift no tenía el control de las grabaciones pero sí el de las letras, por lo que podía volver al estudio y replicar toda su discografía anterior.

De esta manera, cada vez que se utilice una canción suya en televisión o se reproduzca en una plataforma de «streaming» los beneficios no irán a parar al fondo de inversión que controla su catálogo anterior.

Así Taylor Swift logro desplegar una estrategia correcta y ganadora, en este complejo lío de derechos y propiedad intelectual, preservando lo que es suyo

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Gabriela Morales

Con información de agencias de noticias, medios internacionales y redes sociales