La resequedad ocular es un problema de secreción de la lágrima del ojo, que se debe prevenir, «puesto que si se deja pasar, no tiene cura», afirma el doctor Emilio Juárez Escalona, director médico del Institut Oftalmològic Tres Torres en España.
El ojo seco también conocido como el Síndrome de Sjögren es un problema ocular frecuente que, de no tratarse, puede conducir a úlceras en la córnea. Los pacientes suelen referir sensación de tener algo en el ojo, cansancio ocular, falta de lubricación y no poder utilizar las lentes de contacto durante muchas horas.
Aunque parezca extraño, las personas con ojo seco tienden a menudo a tener ojos llorosos. Esto se debe a que el ojo responde a la irritación causada por esta condición. Quienes sufren de ojo seco pueden sentir que no pueden mantener los ojos abiertos por mucho tiempo. También pueden sentir que sus ojos no están cómodos después de leer o de ver televisión.
No existe una época del año en la que se dé con más frecuencia, lo que se sabe es que el uso de calefacciones y aires acondicionados hace que se manifieste más. Normalmente, se observa con más frecuencia en las mujeres, por los cambios hormonales que sufren sobre todo a partir de los 50 años.
Para tratar la sequedad ocular en su fase inicial es aconsejable la utilización de gotas de lágrimas artificiales. Estas gotas deben contener una parte de hialuronato, que restituye la naturalidad de la película lagrimal. Otros tratamientos efectivos en casos más severos son los tapones lagrimales y el uso del ciclosporina en gotas.
«Las lágrimas artificiales pretenden copiar y restituir a la lágrima natural. Una persona con ojo seco debe evitar cualquier cosa que pueda provocar resequedad, tal como un cuarto extremadamente caliente, un secador de pelo o el viento. El humo del cigarrillo es especialmente dañino para la visión.
AW
Con información de Levante.
Fotografías Gettyimages.
