Bailan y cantan. La respuesta a este enigma está en su cerebro

En YouTube se puede encontrar una infinidad de videos de loros cantando y haciendo todo tipo de imitaciones graciosas. Pero, ¿cómo es posible que estos animales pueden calcar con tal fidelidad sonidos humanos?

Investigadores de la Universidad de Duke en Estados Unidos dieron con la razón.

Los loros, y esto conviene dejarlo claro, no son los únicos animales que pueden imitar sonidos, aunque sí son los más hábiles. Según el estudio realizado, las destacadas habilidades de los loros se explican porque su cerebro está estructurado de manera distinta y más compleja que la de cualquier otra ave con capacidad imitadora. Todos los animales «aprendices» cuentan con centros definidos en el cerebro que controlan el aprendizaje vocal -los núcleos-, pero los loros tienen además lo que los científicos llaman «conchas», o anillos exteriores, que también están involucrados en las capacidades emuladoras de sonidos.

Las conchas no son un descubrimiento nuevo, de hecho hace 34 años que se tiene constancia de su existencia. Pero en investigaciones anteriores se había considerado que los anillos exteriores formaban un conjunto cerebral único con el núcleo.

Para realizar la investigación se tomaron muestras cerebrales de ocho especies de loros distintas y se buscaron marcadores genéticos que se sabe que tienen un papel importante en el aprendizaje vocal; luego se compararon con los del periquito común, que, hasta ahora, había sido la única especie de ave cantora sondeada para estudiar los mecanismos de aprendizaje. De esta manera se comprobó que la estructura duplicada -mediante núcleos y conchas- en los loros es la que hace de ellos mejores imitadores que cualquier otra especie.

Igualmente, podrían ser las responsable de otros comportamientos característicos de estas aves, como que bailen al ritmo de la música. Esto es porque la mayor parte de las regiones del cerebro relacionadas con el aprendizaje vocal están en áreas en las que también se controla el movimiento.

LS

Con información de Clarín.

Fotografía Gettyimages.