Artículo de Gabriel Roar en El Sumario

El Sumario – Es muy conocida la frase: el cuerpo grita lo que la boca calla. Sin embargo, ese sutil lenguaje de señas que está compuesto por nuestros síntomas se manifiesta a veces en voz muy baja y otras a gritos, pero siempre se hace sentir.

Los sentimientos suelen ser unos grandes incomprendidos pues optan por alternativas que, ante los ojos de la razón, no tienen sentido alguno. Como lo es el caso de enfermarse para sanar. Es decir, manifestar una serie de síntomas (que llamaremos enfermedad) para llamar nuestra atención y ojalá, corregir una situación que nos está haciendo daño o se vuelve progresivamente más nociva y amenazadora en el plano emocional.

El individuo experimenta un tema interno que solventar. La Bioenergética y su forma estereotipada de ver a cuerpo y a las enfermedades nos ayuda a mirar el nexo que hay entre esos signos y su relación con el mundo interior del paciente. El cuerpo físico de una persona almacena y contiene mucha más información de la que se puede observar a simple vista. Incluso, la salud de un organismo vivo no sólo está vinculada al funcionamiento adecuado de sus órganos, sino al manejo de sus emociones.

Existe una íntima y estrecha relación entre nuestras ideas, nuestras emociones y nuestras acciones. Cuando estas son congruentes y están en equilibrio manifestamos lo que llamamos Salud (o ausencia de síntomas disfuncionales); pero, cuando se rompe ese equilibro aparecerá más temprano que tarde una enfermedad. En nuestro afán por creernos seres lógicos tratamos de obligar a nuestro inconsciente a dejar de sentir ciertas cosas o a sentir otras ausentes y eso suele llevar invariablemente a un quiebre. Somos seres emocionales que nos creemos racionales.

Si una persona manifiesta su emoción de manera congruente reaccionará con salud, en cambio, si no sabe cómo pedir afecto, distancia o aquello que le sea significativo, entonces, los problemas comienzan a aparecer y la salud se ve comprometida. La salud es un estado constante de búsqueda y consecución de un equilibrio entre lo que sientes, lo que piensas, lo que dices y lo que haces, aunado con tu experiencia espiritual.

Los síntomas son un llamado de atención de tu cuerpo, son una sacudida que te hace tambalear y perder el equilibrio por un momento. Es importante comprender que toda enfermedad es disruptiva (te rompe la forma cómo estás haciendo las cosas) y es insobornable, es decir, si no cambias lo que subyace emocionalmente seguirá apareciendo y cada vez de manera más enfática.

Artículo de Gabriel Roar en El SumarioA mi parecer, es de suma importancia diferenciar la salud orgánica y la social. En la primera, el organismo toma del ambiente lo que le sirve y se nutre. Lo que no le sirve, lo excreta. En la segunda, la persona toma del ambiente lo que le nutre, pero no puede eliminar todo lo que desea por condicionantes sociales, por atender el deber ser, porque hay cuentas que pagar o por no someterse al rechazo social; entonces se queda con mucho de lo que no le sirve. En el proceso de socialización y educación del individuo, el cuerpo es reeducado y aprende a no extraer de su organismo aquello que no le sirve. Preferimos funcionar bajo la visión de la salud social, de lo que es correcto.

Curiosamente, tendemos a tratar mejor a nuestros carros que a nosotros mismos. Me explico, imaginen que venimos manejando y se enciende la luz del tablero indicando que el carro necesita gasolina. ¿Qué haces normalmente en esa situación? Sencillo, vamos a una estación de servicio y ponemos gasolina.

Pero, la medicina alopática lo que hace es otra cosa, rompe el bombillo para que esa “alarma” no te llame de nuevo la atención… entonces, eventualmente te quedarás sin gasolina, aunque el bombillo este roto.

Cuando se trata de las dolencias físicas, es importante mirar los síntomas; cómo afectan al paciente y cómo se vinculan con su entorno y sus relaciones. En este sentido, si una persona enferma en soledad, es porque extraña a su otro significativo (a sus seres queridos). Si presenta síntomas estando con otros, es porque las relaciones no son sanas para él. Detrás de toda patología, hay una relación en déficit. Incluso, puede decirse que lo amenazante puede ser asumir el vínculo.

De acuerdo al abordaje en Bioenergética, dos principios fundamentales rigen y explican los síntomas que se manifiestan en los seres humanos:

El primero, es el principio de lateralidad. En el lado izquierdo (lado del corazón) se reflejan las relaciones familiares significativas: padre, madre, hermanos, hijos. En el caso del lado derecho, se muestran las sociales: vecinos, pareja, amigos, trabajo. Esto quiere decir, que dependiendo del lado donde se presenta el síntoma, habrá que revisar una vinculación familiar o una social.

El segundo principio es el de verticalidad, según el cual en cada zona del cuerpo se reflejan diferentes aspectos. En la cabeza, se mira lo abstracto, las ideas, lo fantástico. En esta parte del cuerpo tengo mi identidad, mi ego, mi imagen.

Los síntomas entre cuello y cintura, pueden estar vinculados a la vitalidad y a los afectos. Allí tengo los órganos que necesito para estar vivo, como el corazón y los pulmones. Entre la cintura al vientre (parte baja del tracto digestivo), se manifiestan los temas que tienen que ver con grandes miedos y los desechos, eso que no sirve o no es nutritivo, eso que debe permanecer poco tiempo en el cuerpo.

Los temas de identidad sexual, pasión, capacidad de trascender, miedos y profundos sentimientos se manifiestan en la zona de los genitales. Por otra parte, las piernas hablan del soporte, el contacto con la realidad y con lo concreto. Mientras que los brazos son los que permiten que las personas puedan proyectarse al futuro, sin perturbar su equilibrio; con ellos, se puede agregar distancia o acortarla.

Resumiendo, y a manera de guía si presentas dolor en alguna de estas partes, esto será lo que hay que revisar:

  • Pie: apoyo, soporte, contacto con la realidad y equilibrio.
  • Tobillo: cómo vinculo mis expectativas con la realidad.
  • Pantorrillas: evidencia lo que yo espero de mí.
  • Muslos: tiene que ver con lo que yo creo que los demás esperan de mí.
  • Rodilla: tiene que ver con cómo articulo las expectativas externas y las internas.
  • Caderas: soporte, creencias básicas, sexualidad, potencia y capacidad. El cajón y el apoyo de mis pasiones.
  • Prolapso de bajo vientre: reconcomios, temas no resueltos.
  • Espalda: en esta parte, se refleja la historia de vida del paciente, desde la cadera hasta la séptima vertebra. En la cadera, ubicamos el día de nacimiento y en la séptima cervical, el presente.
  • Pecho: afectos y vitalidad.
  • Corazón: problemas emocionales básicos, de afectos primarios y sobre todo nuestra vitalidad.
  • Cuello: simboliza el control y nuestra capacidad de conciliar lo que sentimos con lo que pensamos y de ahí lo que decidimos comunicar.
  • Brazos: límites, protección y mi forma de articular las distancias.
  • Garganta: comunicación e incorporación.
  • Dientes: cómo asimilo al mundo y un ápice de nuestra agresividad.
  • Rosto: identidad.
  • Frente: dirección, sentido y cómo enfrentamos el mundo.

Los síntomas más habituales, indican o sugieren:

  • Gripe o resfrío: llanto interno que se presenta cuando la persona no se da el permiso a llorar o no puede manifestar ciertas realidades. También aparece ante la tristeza por la sensación de falta de afecto.
  • Dolores de cabeza: se resume en pensar, pensar, pensar y no hacer lo que se necesita.
  • Dolores musculares en la zona del trapecio: está vinculado a las responsabilidades. La persona se echa el mundo encima (complejo de Atlas) e implica que hay mucha rabia acumulada.
  • Dolores musculares en la zona lumbar: vinculado a no querer ceder o ser inflexible. No querer doblegarse.
  • Infarto: habla de cómo la emoción pudo más que la persona.
  • Cáncer: el trasfondo es la desesperanza. Cuando hacer más de lo mismo ya no le sirve a la persona.
    • Cáncer de seno izquierdo: frecuentemente aparece cuando se presenta el síndrome de nido vacío (los hijos se marchan del hogar) o cuando tienes la sensación de no ser nutritiva para tu familia; es el resultado de una desvalorización sostenida.
    • Cáncer de seno derecho: vinculado a problemas con la pareja que se tiene o la idealizada.
    • Cáncer cuello uterino: problemas con lo femenino, con la maternidad, con el concepto de fertilidad y trascendencia.
    • Cáncer de próstata: problemas con la imagen del hombre, lo masculino y el rol de proveedor. Con la potencia.

Recuerda que la salud es equilibrio y expresión… y como tal requiere de cuidado cotidiano y sobre todo de mucha congruencia.

Gabriel Roar, Comunicador especializado en Bioenergética

Más información en gabrielroar.net