Enamora con su arquitectura y joviales habitantes, que le dan color a un ciudad bendecida por la Virgen de La Chinita

Maracaibo ha sido bendecida por la Virgen de La Chinita desde épocas remotas y aunque ha pasado por muchos cambios, siempre ha mantenido la cercanía con el prójimos y el colorido de su gente que la distingue de otras ciudades de mundo.

El origen de su nombre es controversial pues los detalles son escasos y ambiguos, sin embargo algunos historiadores concuerdan en que al momento de la primera fundación de la ciudad, en 1529, el conquistador alemán Ambrosio Ehinger (castellanizado como Alfinger) escogió el nombre de Maracaibo o Maracaybo en honor de un «indio principal» o cacique de la zona de la desembocadura del lago.

Como hubo muy poca actividad en la población inicial de este territorio, en 1535 Nicolás Federmán mandó a evacuar y trasladar su población cerca de Coro. Luego, en 1573, el gobernador Diego de Mazariegos decidió restablecer la población y le confió al capitán Pedro Maldonado esta tarea y en 1574 se fundó la Nueva Zamora de Maracaibo, en honor al gobernador Mazariegos, quien era nativo de la ciudad de Zamora en España.

La tierra del sol amada mezcla el modernismo y la tradición. Tiene uno de los lagos más grandes del mundo: El lago de Maracaibo, con unos 13.000 kilómetros cuadrados, lo que lo convierte en la vía lacustre más importantes que tiene Venezuela.

El puente General Rafael Urdaneta, que se encuentra sobre el Lago de Maracaibo, es una de las obras más importantes de esta ciudad, su construcción duró cuatro años y se invirtieron Bs. 350 millones, tiene una longitud de 8 kilómetros y medio.

¡Muchas felicidades a nuestra hermosa Maracaibo!

AG

Con información de 2001 y Noticia al Día.

Fotografía Gettyimages.