Luego de la dominación soviética, el país noreuropeo muestra sus virtudes al mundo que no es más que el resultado de abrirse a la innovación

La nueva campaña de marketing del país Báltico «Estonia, donde las cosas ocurren primero» es atrevida pero quizá no hiperbólica. Con 1,3 millones de habitantes, ha pasado de ser un país en el que menos de la mitad de sus habitantes poseían una línea de móvil cuando acabó la dominación soviética, en 1991, a un 97% de habitantes con línea 4G. Hoy en día hablamos de «eStonia«, a menudo conocida como la e-sociedad más avanzada del mundo.

Estonia es un país que utiliza la tecnología para que a los ciudadanos les sea más fácil participar en el gobierno y en la vida diaria, todo ello desde la comodidad de sus hogares. Vota a través de Internet desde hace una década, sin ningún tipo de fraude, mediante un sistema organizado de registros y claves de acceso personalizados.

Pero no son solo las votaciones, sino que toda la burocracia en Estonia es en línea, incluyendo las aduanas, los visados, y la comunicación con sus representantes políticos. De hecho, en 2015, un 95,8 por ciento de las declaraciones de impuestos fueron realizadas en línea. La capital, Tallin, fue la primera ciudad del mundo que facilitó a todos los residentes el transporte público completamente gratuito.

Estonia posee el récord mundial de más startups per cápita. Y no es solo una cuestión de interrupciones telefónicas como Skype o el gigante de juegos en línea Playtech, con una facturación de mil millones de dólares.

El país ha dado la oportunidad a todos los niños entre 7 y 19 años de aprender a programar en clase, no para crear una generación de Wozniaks y Zuckerbergs, sino para tener «personas que tengan una relación más inteligente con la tecnología, los ordenadores y la red». En Estados Unidos, solo una de cada cuatro escuelas tiene oferta de informática, mientras que Estonia facilita cursos de programación a todos los profesores que se ofrecen voluntarios.

La capital, Tallin, fue la primera ciudad del mundo que facilitó a todos los residentes el transporte público completamente gratuito, lo que no solo hizo incrementar un diez por ciento los usuarios sino que, además, redujo el tránsito de coches en un quince por ciento. Además, la tecnología Bluetooth permite a los viandantes conectarse mientras pasean.

La ciudad tiene también 60 mil farolas conectadas que no solo cambian en función de las horas del día, el movimiento y las condiciones climáticas, sino que son la columna vertebral de la infraestructura del Internet de las cosas, con una red IP sobre la que se pueden instalar sensores, integraciones ambientales y tráfico.

Estonia es también el primer país del mundo en tener una red de estaciones de recarga rápida de vehículos eléctricos, para dar servicio a los ciudadanos y a los más de 500 vehículos eléctricos municipales.

KYL

Con información de aetecno.

Fotografía Gettyimages.