Este «osado» señor decidió ir a una cascada a jugar con su mejor amigo. Para algunos resultará peligroso, pero para él no parece serlo.
Estos minutos de diversión y cariño demuestran que para tener un buen amigo, no importan las diferencias. Hasta un oso y un humano pueden llevarse muy bien.
EC
Fotografía Gettyimages.