Una preocupación natural en los padres, al momento de adquirir una mascota, es cómo esta va a afectar al pequeño de la casa. En ese sentido, conviene tener en cuenta lo siguiente:
- Estar seguros de que médicamente el niño no posee ningún problema que la impida, por motivos de salud, mantener contacto con el animal.
- Evitar siempre que el niño bese al animal, sobre todo, cerca de la nariz y de la boca.
- Procurar que el infante se lave las manos después de haber jugado con la mascota, sobre todo, antes de tocar o comer alimentos.
- Tanto las pulgas como los gusanos se evitan fácilmente mediante el uso regular de tratamientos preventivos. Es necesaria la desparasitación interna y externa de la mascota.
- En el caso de que haya una infección, trátela con rapidez y aleje al niño del animal hasta que el tratamiento haya funcionado.
Samuel Bello
Con información de Panorama.