A partir del año 2017 los habitantes de Copenhagen disfrutarán de su primera pista de esquí construida sobre una planta incineradora de residuos. Ésta se caracterizará por contar con 90 metros de altura, elevándose por el paisaje urbano y convirtiéndose en una de las construcciones más emblemáticas de la capital danesa.
Bjarke Ingels, máximo representante de la «sostenibilidad hedonista«, es el creador de este proyecto y mantiene un concepto en que las nuevas construcciones deben ser una solución a problemas del mundo real, creando zonas que se ocupen de aspectos sociales, económicos y medioambientales de las ciudades.
La incineradora de Amager Bakke es una planta de generación de energía y se convertirá en la mejor de Europa en ahorro de energía. Se caracteriza por tratar residuos transformándolos en energía, pero sobre todo destacará por sus aspectos estéticos. La incineradora y próxima pista de esquí ya es denominada «Copenhill» y costará 500 millones de euros.
En Copenhagen tan solo el 4% de los residuos producidos en las ciudades termina en los vertederos, siendo reciclado un 42% y transformado en energía un 54%. Tres kilos de basura se convierten en cuatro horas de electricidad y cinco de calefacción para los daneses.
Ingels explicó que en la ciudad hay nieve pero que no posee montañas para esquiar, por esta razón, puso en marcha el proyecto que constara de tres kilómetros de pistas de distintos niveles de dificultad que estarán situados en el tejado de la planta.
La planta lanzará al cielo una especie de anillos de humo de 6 metros de alto y 30 de diámetro cada vez que se emitan 250 kilos de dióxido de carbono. Los anillos serán visibles a causa de la condensación de agua que se produce al momento en que se enfrían los gases derivados.
Ulla Röttger, directora de Amager Bakke, declaró que la intención de los anillos es recordar a los ciudadanos el impacto del consumo y hacer comprender el problema de las emisiones de CO2.
BB
Con información de ABC.
