En 1999, todo el complejo de la UCV fue postulado como Patrimonio Mundial y, un año más tarde, fue reconocido como tal

Hace exactamente 15 años la Ciudad Universitaria de Caracas recibió unos de los títulos mundiales más importantes a nivel cultural. Justamente el 30 de noviembre del 2000, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación y Diversificación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) decide que esta magnífica obra de Carlos Rául Villanueva «constituye un ejemplo de los más altos ideales del urbanismo, la arquitectura y el arte, representativo de la utopía moderna, que expresa el anhelo por alcanzar un mundo ideal de perfección para una sociedad y hombres nuevos«.

El veredicto del comité declarado en Australia se dio a conocer tras la postulación del complejo venezolano por un grupo de profesores y estudiantes de la Universidad Central de Venezuela. Y el 2 de diciembre de ese mismo año, fue declarada en acta por la Unesco como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Anteriormente, en 1993, la UCV fue declarada como Monumento Histórico Nacional por la Junta Nacional Protectora y Conservadora del Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación. Cinco años más tarde, el Ministerio de la Secretaría de la Presidencia y el Instituto del Patrimonio Cultural ratifican la decisión, incluyendo en el reconocimiento los estadios y el Jardín Botánico. Estos nombramientos fueron de ayuda a la hora de la postulación ante la Unesco.

El recinto universitario cuenta con más de 70 edificaciones, así como con el Jardín Botánico de Caracas, los estadios Universitario y Olímpico, y con la segunda biblioteca más importante del país. En el centro de la Ciudad Universitaria se encuentra el Aula Magna, un gran auditorio que cuenta con excelente acústica gracias a las Nubes Flotantes de Alexander Calder.

La UCV guarda historia, vive presente y construye futuro. Hoy, la casa que vence las sombras sigue su lucha interminable por formar a los hombres y mujeres del mañana, a pesar del sombrío panorama que intenta cubrir su espíritu. Ese espíritu que impulsa a su gente a seguir adelante, para mantener el patrimonio cultural de Venezuela en pie.

Eimy Cauterucce