El Sumario – Elías Crespín es un artista venezolano residenciado en París que logró convertirse en el primer latinoamericano que expondrá de forma permanente su obre “L’onde du midi” (“La onda del mediodía”) en el Museo del Louvre, la cual es una “danza en suspensión” construida con un programa informático concebido por el propio creador.
De esta forma, Crespín utiliza sus conocimientos en programación para ser aplicados en las artes plásticas dando formas a increíbles esculturas en movimientos. Dichas creaciones se pudieron apreciar en exposiciones en Nueva York, Buenos Aires, Bruselas, España y Corea.
Ahora, el venezolano forma parte de una muy restringida y exclusiva lista de artistas que lograron exponer sus creaciones en uno de los museos más visitados del mundo, como lo es el Museo de Louvre.
Artífices como el alemán Anselm Kiefer, el francés François Morellet, fallecido en 2016, y el estadounidense Cy Twombly, que murió en 2011, son solo algunos de los afortunados que llevaron sus más impresionantes obras a este lugar de renombre.
Por su parte, Elías Crespín comentó que “es un gran honor, me siento muy afortunado. Nunca imaginé que pudiera ser. Me siento muy orgulloso de representar de alguna manera a mi región y mi país y siento que hay una responsabilidad al hacerlo”.
Cabe destacar que en el año 2018, su creación de un hexágono en movimiento en una de las salas del museo ubicado en parís “Grand Palais”, llamó la atención de la dirección del Louvre que lo invitó a concebir una obra para él.
Entretanto, la obra expuesta en Louvre es un sistema formado por 128 tubos cilíndricos alineados paralelamente y suspendidos en el aire por hilos transparentes, que, en reposo, dan forma a un rectángulo de casi diez metros de largo. Además, en movimiento, 256 motores permiten que la obra dé forma a una coreografía de apariencia celestial.
Finalmente, Crespín señala que “sales de una galería de objetos arqueológicos del Antiguo Egipto y caes en este salón, en una escalera neoclásica de la época de Napoleón I. En su seno he instalado esta obra que forma una especie de gran alfombra voladora con una suave y silenciosa danza que cautiva y da un reposo durante la visita”.
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Rubén Vásquez
Con información de otros medios
