Especialistas advierten que muchos miedos hacia los animales en los niños son transmitidos por los adultos nerviosos. Sin embargo, éstos separan los casos específicos en los que tanto el animal como el humano se sienten amenazados por alguna intención de ataque.
Luego de un arañazo, un mordisco o un gruñido, más de uno, especialmente en la niñez, han querido distanciarse de los animales por miedo a que pudieran atentar en futuro contra ellos. En ese sentido, indican que así como el niño puede asustarse por una reacción del animal, ellos también pueden reaccionar a la defensiva ante los humanos que no conocen.
El médico veterinario, Juan Camilo González, explicó que las mascotas tienen conductas de apaciguamiento. «Si no han socializado con niños o han tenido experiencias negativas previas, es normal que busquen evitar el contacto y prefieren huir y esconderse». Afirmó que «la gran mayoría de las personas no entendemos estas señales y al presionarlos, buscando la interacción con otras personas, pueden reaccionar bruscamente o de manera agresiva».
González agregó que es importante entender que a los animales tampoco les gusta que personas extrañas los toquen, abracen se acerquen repentinamente o a la fuerza. Por lo que hizo énfasis en dejar que ellos tengan y exploren sus espacios «especialmente si están comiendo, durmiendo o jugando».
Por su parte, la Psicóloga Claudia Jiménez, exhorta a buscar formas de reconciliación si alguna de las partes pasó por una mala experiencia. Jiménez sugiere ir acercándose al animal poco a poco, transmitirle seguridad con gestos y palabras sin obligarlo a nada, al igual que al niño.
Posteriormente, recomienda manejar el razonamiento lógico donde invita a reflexionar «por qué las mascotas no son agresivas, o qué pasa si se les molestas mucho» con el fin de entender mejor la situación y manejarla de la mejor manera cuando se presente nuevamente.
Natasha Guevara
Con información de Eltiempo.
Fotografía Gettyimages.
