El Sumario – En la sociedad actual los retos laborales, académicos, personales y sociales, son cada vez más exigentes, por lo tanto cobra suma importancia aumentar la eficiencia y eficacia de las pequeñas y grandes tareas diarias que materializan los objetivos y permiten cumplir con los distintos roles que se desempeñan, sin necesidad de cargar con una enorme carga de estrés, frustraciones y presiones, que terminan por arruinar la salud y las oportunidades que se presentan.
Desde el ámbito psicológico son muchos los factores que intervienen en el rendimiento, en especial, hay un trastorno o práctica que realizan personas de todas las edades, género y estratos sociales, se trata de la procrastinación, un hábito que busca la postergación de las actividades que se deben realizar para llevar a cabo otras de menor urgencia o relevancia.
Se estima que para 2007 la procrastinación, como problema crónico, afectaba del 20% a 25% de la población mundial, según los estudiosos Ferrari y Díaz-Morales. Asimismo, sus resultados son una acumulación de asuntos pendientes que afectan la productividad y ocasionan grandes daños emocionales.
En este sentido, la psicóloga Diana Murillo, describe la procrastinación como “un comportamiento muy común, en el que se suele dejar para mañana o cualquier otro momento lo que se puede hacer hoy, lo que genera una sensación de ansiedad por aquella cosa que no se ha concluido”.
La especialista aclara que ésta costumbre, generalmente “se confunde con flojera o pereza pero es una alteración de la conducta, pues darle largas a asuntos importantes no es algo sano”.
En virtud de esto, Murillo explica que las causas o el origen de la procrastinación siempre ha sido objeto de debate. Sin embargo, distintos estudios han revelado que la “ansiedad, la baja autoestima o el autoconcepto que no es lo suficientemente competente para ejecutar la asignación, el miedo al fracaso, el perfeccionismo o la impaciencia son algunos de las variantes que dar lugar al trastorno”.
Por su parte, el psicólogo Willian Knaus asegura que la raíz del problema radica en “las autodudas y baja tolerancia a la tensión”, las cuales dan paso a “postergación y evitación”. Pues cuando se juzga como “deficientes o inadecuadas” las habilidades propias, se desencadena una tensión que lleva a posponer la obligación y a su vez se inicia “proceso autodestructivo”.
Un ejemplo sencillo de ello, es cuando en el colegio o sitio de trabajo a una persona se le delega una determinada tarea, que está dentro de sus funciones, pero el individuo evita cumplirla tras hacer una valoración negativa de sus capacidades “soy muy malo para hablar en público, mejor lo hago después” lo que no le permite alcanzar su máximo potencial ni avanzar en el ámbito en el que se desenvuelve.
Efectos de la procrastinación
Como toda acción genera sus consecuencias, la procrastinación conlleva algunas muy serias dentro del sujeto como el excesivo estrés, mucha culpa, poca productividad, la sensación que todo es un caos debido a que no tiene tiempo para hacer todo, la percepción de que se pierde el control sobre lo que se quiere hacer en la vida, inestabilidad emocional y una reinante frustración.
Por su parte, las personas externas pueden ver al procrastinador como poco comprometido, sin ambiciones, irresponsable o incapaz de efectuar el procedimiento, aunque esto en la realidad no sea cierto, pero sí es lo que refleja el trastornado, explica Murillo.
Asimismo, la doctora aclara que existen dos tipos de procrastinadores, “los eventuales” quienes postergan las cosas en ocasiones puntuales y “los frecuentes” que son aquellos profesionales en retrasar el pendiente.
¿Cómo superarla?
De acuerdo a los psicólogos y literatura especializada consultada, la procrastinación se puede eliminar o disminuir implementando las siguientes estrategias:
- Realizar una lista con los asuntos por efectuar, priorizando los que son urgentes y además colocar un tiempo estimado para finalizarlos.
- Tener mucha fuerza de voluntad, recordar las metas que se han planteado, entender por qué se deben realizar esas cosas y no postergar el pendiente o desistir de hacerlo porque hayan dudas de sus habilidades, ya que en muchos casos no es cierto y es solo es una idea que ha tomado fuerza en la mente.
- Regla de dos minutos; existen muchas cosas pendientes que toman ese tiempo o menos, por ello es recomendable aplicarla para no procrastinar con esas tareas y tomarla como punto de partida para otras metas. Por ejemplo: Si se tiene miedo de hablar en público, toma fuerza y habla frente a una audiencia por 2 minutos, sin dudarlo, o si quieres ser dibujante, elabore un dibujo en 2 minutos y poco a poco avance camino al objetivo que desea alcanzar.
- Ubicarse en un entorno de trabajo sin distracciones y planificando horarios propicios a su productividad.
- Mejorar la autoestima y autoconcepto, se debe internalizar que como el resto de los seres humanos tiene potencialidades y áreas que mejorar, fallar en una o sentirse inseguro no significa que no pueda conseguir éxito en tal ámbito como tampoco implica que sea malo en las demás cosas que debe hacer.
Yisneidy Pérez.
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