Para los que sufrimos dicha enfermedad visual, sabemos que tal nivel implica ser casi ciego. Es ver la vida en un constante desenfoco, incluso nos volvemos «sordos» pues las fuentes de sonido las percibimos más lejanas, hablamos en tono alto sin necesidad, nuestro cerebro nos engaña y nos hace creer que escuchamos menos.
Pienso cómo debe ser para un niño de meses lidiar con eso, cuando a penas está entendiendo el mundo y descubriendo sus sentidos. Pero la intuición materna dio con lo que el pediatra no detectó.
Piper nació como una niña sana y normal hace casi un año. En su primera visita al pediatra le diagnosticaron un leve astigmatismo que el especialista no consideró de cuidado. Con el pasar de los meses, su madre se percató que a niña ni siquiera gateaba y al indagar nuevamente descubren que su vista padece de 7 dioptrías de miopía.
Ahora que Piper estrena sus nuevos anteojos correctivos les dejamos con este video, donde por primera vez puede divisar que esos sonidos que escucha a diario son mami y papi.
IV
https://www.youtube.com/watch?v=1cv98v-LnSg
