Las dificultades técnicas que entrañaría una secesión de Cataluña de España son muchas, pero entre las más perturbadoras en un país con cuatro grandes diarios deportivos y cientos de horas de radio y televisión dedicados al fútbol está la de definir qué pasaría con el clásico más famoso del mundo: el Real Madrid-Barcelona.

España es un país dividido entre madridistas y barcelonistas. Pocos son los fans que no tienen inclinación por alguno de los dos gigantes. Por eso, la hipótesis de que el gran partido de la Liga española desapareciera se ha convertido en uno de los grandes temas del debate político.

Las elecciones del domingo al Parlamento regional de Cataluña se han transformado en un plebiscito sobre la independencia y, pese a que la ley no permite la división del país, una buena parte de los catalanes parece dispuesta a romper con España.

¿Si se parte el país, se parte la Liga? La lógica parece decir que sí, pero el pegamento que une a los dos grandes del fútbol español está compuesto de historia, sentimientos y, sobre todo, miles de millones de euros.

«Sería muy malo para todos. Para el Barça sería malo, porque en el deporte actual lo que permite ser un equipo de élite es tener ingresos por televisión muy altos», admitió a dpa el jefe del gubernamental Consejo Superior de Deportes (CSD), Miguel Cardenal.

La Liga de Fútbol Profesional (LFP) llegó este año finalmente a un acuerdo para vender de forma centralizada los derechos del campeonato. Pero a nadie se le escapa que el precio del producto, sobre todo en el extranjero, se sostiene sólo si se incluyen los dos superclásicos.

Sin ellos, «efectivamente vale menos», admitió Javier Tebas, jefe de la LFP, en una entrevista con la radio Cadena Cope. «Algunos operadores internacionales han llamado para ver si esto va en serio».

El Real Madrid-Barcelona fue siempre un partido de máxima atracción, pero aún lo es más desde que Lionel Messi y Cristiano Ronaldo lideran ambos equipos.

Las audiencias del clásico, sea en el Santiago Bernabéu o en el Camp Nou, se estiman en 400 millones de personas en todo el mundo. El problema no es por tanto de ámbito local, ya que la dimensión del clásico español es global. ¿Permitirían los clubes que ese negocio se cerrara?

«Dónde jugará el Barça es una pregunta, y dónde quisiera jugar el Barça es otra», señaló el presidente del club, Josep Maria Bartomeu.

La decisión final estaría en manos de un hipotético gobierno catalán independiente, advirtió el dirigente para responder a la primera pregunta. «Respecto a la segunda -advirtió-, al Barça le gustaría seguir en la Liga, que es desde donde nos hemos proyectado al mundo. Es difícil pensar en la LFP sin los Barça-Madrid».

Si es por el fútbol, la unidad de España no corre peligro.

KYL

Con información de dpa.