El llamado mejor jugador del mundo decidió dar un paso al costado en su selección nacional, instando al reajuste numérico y estratégico de la albiceleste

El Sumario – Tras la conclusión de la Copa América Centenario poco se ha podido decir del campeón; y es que, en el otro lado del estadio, la conmoción no cesó ni siquiera culminada la ronda de penales, cuando un “se acaba, se terminó la selección para mí”, de Lionel Messi, sembró en el mundo deportivo, y especialmente en Argentina, un sentimiento de sorpresa y nostalgia que invadió los reportes de todos los informativos del planeta.

Las declaraciones del astro argentino le han dado la vuelta al mundo, al tiempo que las Redes Sociales han estallado anhelando una reconsideración. El que para muchos es el mejor jugador de comienzos del siglo XXI ha vuelto a ser tendencia, pero esta vez en un mar de peticiones que claman que recapacite y no abandone al combinado albiceleste.

La Asociación de Fútbol Argentino (AFA) ha dicho que intentará corregir la posición de quien ha sido el baluarte de la selección por más de diez años. No obstante, la decisión parece estar tomada, las últimas palabras del delantero fueron estas emotivas declaraciones de camino al vestuario, las cuales desataron la diatriba universal:

El legado de un ídolo

Argentina, que es sin duda una tierra donde se respira fútbol, ha dado al mundo grandes muestras de lo que es la pasión por el deporte rey. Messi es prueba fidedigna de ello, su capacidad de juego lo ha llevado a ser calificado como un defensa de otro planeta, el mejor del orbe.

Sin embargo, su camino con la selección nacional ha sido turbulento y lleno de decepciones, el cuerpo espinoso de cualquier rosa, y esto ha motivado el prematuro retiro.

Se puede decir que desde el mundial Sub20 de 2005 todo el país comenzó a soñar con Lio, cuando recibió la Bota de Oro por sus seis goles, y el Balón de Oro que le reconocía como mejor jugador del torneo. En el mundial del año siguiente se convirtió en el argentino más joven en la historia de la competencia, y las esperanzas de alzar títulos se hicieron más fuertes.

Sin embargo, el crecimiento y desarrollo de Messi se evidenciaría conjuntamente con la ausencia de un compañero capaz de ayudarlo a capitalizar, así ocurrió en la Copa América Venezuela 2007, cuando fueron derrotados por Brasil, y en las ediciones de 2015 y 2016 cuando cayeron ante Chile.

No es el mismo del Barcelona, dijeron algunos; no tiene los mismos compañeros, respondieron otros en el constante debate del ¿Por qué el astro guía a las finales pero no termina de encontrarse con el título?

Sus experiencias mundialistas no fueron distintas. Tan cerca pero tan lejos de la gloria, comenzó a tejer las dudas que sobre él pesan cada vez que se cuelga la camiseta de la selección nacional. La final del Mundial Brasil 2014, en donde fue elegido como el mejor jugador del torneo, dan muestra de lo difícil que ha sido para él responder en el último partido.

No más críticas ni suposiciones, todo ha culminado con un “ya lo intenté demasiado”.

El renacer está en puerta

La renuncia del número 10 ha traído consigo muchas especulaciones, y varias de ellas están relacionadas con el adiós, también, de Gonzalo Higuain, Ángel Di María, Sergio Agüero, Javier Masherano, Éver Banega, Lucas Biglia y Ezequiel Lavezzi. Hasta ahora incierto es el futuro próximo de la albiceleste, que continúa luchando en las eliminatorias para el Mundial de Rusia 2018.

Hasta el próximo primero de septiembre habrá cabida para una reconsideración del cinco veces ganador del balón de oro, ese día deberán enfrentar a Uruguay como parte del camino mundialista. Será ahí donde tendremos la certeza de la partida de “la pulga”.

No obstante, a decir verdad, las esperanzas al Rusia 2018 de la selección, dependerán de su capacidad de llevar al terreno una nueva generación capaz de asumir la prueba con la pasión del novato, pero el temple de los titulares más antiguos. La decisión de Lio es una invitación directa a la AFA para que se atreva a buscar algo más, algo que verdaderamente capitalice en el terreno.

Es una máxima en todo deporte aquella que reza que el éxito de ningún equipo se construye sobre los hombros de un solo jugador. Messi y el resto de los que dicen adiós parecen saberlo, y es eso lo que intentan explicar con el adiós que no busca justificaciones, y asume su responsabilidad directa en lo que han llamado “la maldición de la albiceleste”.

Argentina requiere más que un 10 que pueda hasta con cuatro defensas y se anteponga a cualquier marca, necesita un equipo, y para conseguirlo hace falta la reestructuración.

Yelimar Requena