El Sumario – La tradición nace en el año 532, cuando llega al poder de la iglesia “Mercurio, El Romano”, el nombre hacía referencia a un Dios pagano por lo que debía cambiarlo para poder ejercer. En ese momento eligió ser llamado “Juan II” en honor a un pontífice anterior al que admiraba mucho.
En la antigüedad, los Papas utilizaban sus nombres tradicionales agregándoles el lugar del que venían, por ejemplo “Karol, el polaco”. Esto cambió con la llegada de Mercurio, después de su muerte todos decidieron elegir nombres de santos o mártires para hacerles honor durante su pontificado.
El origen teológico de esta tradición, se remonta a la época de Jesús, quien cambiaba los nombres de sus discípulos al asignarles una misión específica. Pese a que esta tradición inició en el 532, en la biblia aparece cómo Jesús renombró a San Pedro al nombrarlo el poseedor de las llaves del reino de los cielos, inicialmente se llamaba Simón.
Desde entonces cada Papa tiene la libertad de escoger el nombre que desea adoptar y la elección forma parte del juramento del pontífice que comienza cuando el cardenal más viejo del cónclave le pregunta: Acceptasne electionem de te canonice factam in Summum Pontificem?» (¿Aceptas tu elección canónica como Sumo Pontífice?).
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Gabriel Velásquez
Con información de medios internacionales, nacionales y agencias
