La llegada de un correo hace que la gente se sienta obligada a contestarlo de inmediato para no dar la impresión de que no está trabajando

En el trabajo todos usamos el correo electrónico, incluso mucho lo ven como una pequeña tortura. Por ello un grupo de investigadores de la Universidad de Colorado en Boulder quiso precisamente comprobarlo. Trece de sus empleados dejaron de usar su correo electrónico por una semana para evaluar los efectos en su jornada laboral y salud.

Los participantes del experimento se colocaron sistemas que medían su frecuencia cardíaca y sensores que recolectaban información en sus oficinas: el tiempo que invertían en una tarea antes de verse interrumpidos, cuántas veces se movían de un lado a otro, el tiempo que mantenían su atención en una sola ventana del ordenador o la frecuencia con la que cambiaban de tarea.

El resultado arrojó que la mayoría de los empleados -sobre todo los directores- se levantaban con más frecuencia de sus sillas para resolver cuestiones cara a cara con el resto del equipo. Además, se observó que se centraban mejor en las tareas realizadas, pues ya no contaban con una de las fuentes de interrupciones común en la jornada laboral.

Lo más curioso fue que incluso había una reducción en el nivel de estrés, algo que confundió a los investigadores ya que podría haber otros factores que afectarían a esa reducción. Sin embargo el impacto de dejar el correo electrónico de lado tuvo un efecto patente, y en las entrevistas con los participantes todos dejaron claro que estaban más contentos y menos ansiosos al no tener que utilizarlo constantemente.

Amanda Gómez

Con información de Xataka.

Fotografía Gettyimages.