
El Sumario – El baterista profesional venezolano y docente Arnoldo David Portillo Rincón, analiza y pone a reflexionar sobre los aportes de la tradición y la innovación, esto en cuanto a la materia musical, específicamente aludiendo la acústica y la percusión.
-Cuando comencé a tocar batería, el universo era completamente acústico: madera, metal, parches y baquetas. Todo dependía de la fuerza de mis brazos, de la sensibilidad de mis oídos y de la interacción con los músicos que me rodeaban. Hoy, el panorama es muy distinto. Vivimos en una era digital en la que la tecnología ha transformado radicalmente la práctica del baterista y su rol dentro de la música. Pads electrónicos, Daws, grabación digital y, más recientemente, la inteligencia artificial, han abierto nuevas posibilidades que hace apenas unas décadas parecían impensables.
«Sin embargo, en medio de esta revolución tecnológica, sigo convencido de que la esencia de la batería permanece intacta. El sonido de un bombo resonando en el pecho, el crujir de un ride bien golpeado o la calidez de una caja afinada con precisión son experiencias que ninguna máquina puede reemplazar. La tradición acústica es el corazón del instrumento, y aunque la tecnología nos ofrece herramientas poderosas, el reto del baterista moderno es aprender a equilibrar ambos mundos sin perder autenticidad».
Diseño sonoro y demanda de apertura así como de versatilidad
-He tenido la oportunidad de trabajar en estudios donde la batería acústica convive con triggers, samples y secuencias programadas. En esos espacios, el baterista ya no es solo un ejecutante: se convierte en un diseñador sonoro. Decidir cuándo usar un pad electrónico para reforzar un golpe, cuándo disparar un loop o cuándo dejar que la batería acústica respire por sí sola es parte del arte de la interpretación actual. Esa capacidad de adaptación es lo que nos permite mantenernos vigentes en un mercado musical que exige versatilidad y apertura.
«La grabación digital también ha cambiado nuestra manera de trabajar. Antes, registrar una batería implicaba micrófonos, consolas y largas sesiones de prueba. Hoy, con un buen home studio, es posible grabar pistas de calidad profesional y enviarlas a cualquier parte del mundo en cuestión de horas. Esto ha democratizado la música, pero también ha elevado la competencia: ya no basta con tocar bien, hay que saber grabar, editar y entregar un producto impecable».
-Ahora aparece un nuevo actor en la escena: la inteligencia artificial. Hoy existen programas capaces de generar baterías virtuales con un realismo sorprendente, e incluso de producir canciones completas sin la intervención de un músico humano. Algunos ven esto como una amenaza para el baterista de sesión, pero yo lo veo como un desafío y una oportunidad. La IA puede imitar patrones, pero no puede replicar la intención, la emoción ni la interacción humana que se da en un escenario o en una grabación en vivo. Un baterista no solo golpea parches: respira con la música, responde a la energía del público y aporta una personalidad única que ninguna máquina puede inventar.
Contar historias a través del ritmo y dejar una huella personal es asunto humano
«El futuro, entonces, no está en rechazar la tecnología, sino en aprender a convivir con ella. El baterista que sepa integrar pads electrónicos, software y herramientas digitales a su lenguaje acústico tendrá una ventaja enorme. Pero más allá de eso, el verdadero valor seguirá estando en la autenticidad: en la capacidad de transmitir emoción, de contar una historia a través del ritmo y de dejar una huella personal en cada interpretación».
–La batería en la era digital es un puente entre tradición e innovación. Somos herederos de un instrumento ancestral, pero también protagonistas de un futuro en el que la tecnología seguirá expandiendo nuestras posibilidades. Mi invitación a los jóvenes bateristas es clara: abracen la tecnología, exploren sus recursos, pero nunca olviden que lo esencial está en sus manos, en su corazón y en su capacidad de conectar con los demás a través del ritmo. Porque al final, ninguna máquina puede reemplazar la humanidad que late en cada golpe de un verdadero baterista.
Bio del autor de estos conceptos: Arnoldo D. Portillo R.

Arnoldo David Portillo Rincón es un baterista y educador venezolano con una trayectoria que combina excelencia artística, liderazgo pedagógico y proyección internacional. Nacido en Maracaibo y formado en instituciones como el Conservatorio José Luis Paz y la Academia Cemusica avalada por Yamaha, desarrolló una carrera que lo ha llevado de los escenarios zulianos a consolidarse en Miami como músico de sesión, director musical, docente y mentor.
Su experiencia incluye colaboraciones con figuras de la gaita, la salsa, el pop y el jazz, así como una destacada labor en la enseñanza musical dentro academias y colegios, donde ha transmitido no solo técnica, sino valores de disciplina, constancia o creatividad. Certificado por la Yamaha Music Foundation como examinador oficial en batería y respaldado como artista por Soultone Cymbals, Portillo ha sabido equilibrar la tradición acústica con la innovación tecnológica, convirtiéndose en un referente de versatilidad y profesionalismo en su área de ejecución de instrumentos.
En 2021 recibió el Premio Tacarigua de Oro Internacional como Baterista Impacto del Año, reconocimiento que reafirmó su influencia en la escena musical latina.
Redes sociales de Arnoldo Portillo: @PortDrums
El Sumario
Tomado y con información de DOBLE LLAVE / Opinión experta
Fuente de imagen referencial principal: Steve Harvey en Unsplash
Visita nuestro canal de noticias en Google News y síguenos para obtener información precisa, interesante y estar al día con todo. También en Twitter e Instagram puedes conocer diariamente nuestros contenidos