El Sumario – Normalmente, cuando escuchamos música tendemos siempre a seguir el ritmo, movemos las manos, los dedos, la cabeza, los pies; es casi instintivo. Esto se debe a que nuestro cerebro está enviando mandos a nuestras articulaciones para ejecutar los movimientos.

A parte de ser el baile una distracción para nosotros, es también el momento en el que empleamos neuronas y sustancias químicas que controlan nuestros músculos, manteniendo así en buen estado las articulaciones, movimientos y equilibrio. Por lo tanto, mientras estamos concentrados en demostrar nuestros mejores pasos, el sistema nervioso está trabajando para lograr sincronía en todo el cuerpo.

Las coreografías o pasos marcados se crean en la corteza motora, la cual está vinculada a la planificación, control y ejecución de estos movimientos. Las señales que se trasmiten por la corteza realizan un viaje de 20 millones de fibras nerviosas de la médula espinal, para que desde la cabeza hasta el dedo del pie respondan en su momento adecuado. Mientras más pequeño sea el ejercicio más dedicación requiere.

El neurocientífico y director de la Science Gallery en el King’s College London (Reino Unido) Daniel Glaser, indica que bailar mejora la función cerebral en altos niveles. El mejor ejemplo de esto es que memorizamos los pasos de baile de tal manera que los hacemos sin pensar, de forma automática, y las endorfinas que se liberan en el baile tras un movimiento correcto, hacen que el cerebro guarde éste como la forma adecuada de hacerlo.

Según un estudio publicado en la revista New England Journal of Medicine, bailar previene enfermedades neurodegenerativas y aumenta la capacidad metal, evitando aparición de demencia y Alzheimer. Así que la próxima vez que bailemos, tengamos la satisfacción de que además de disfrutar estamos ayudando a nuestro cerebro.

Angélica Rodríguez

Con información de MuyInteresante

Fotografía de GettyImages