El Sumario – Aunque en la actualidad se parezca más a un smartphone, con su pantalla táctil, memoria interna y conexión inalámbrica, el legendario Walkman de la firma japonesa Sony, sigue en forma y funcionando cuarenta años después de su nacimiento.

Aparecido en 1979, el reproductor inaugural, llamado Walkman TPS-L2, era un aparato complejo, repleto de piezas mecánicas.

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El ingeniero Hiroaki Sato, creador de los últimos walkmans y algo nostálgico de los antiguos, que en la actualidad pueden verse en una exposición conmemorativa organizada en Tokio. «Era de una precisión impresionante, hasta tal punto que me pregunto si sabríamos hacerlo de nuevo hoy».

«Yo era estudiante cuando salió el primer modelo y no tenía los medios para comprármelo», recuerda Sato.

En la actualidad, ese primer Walkman puede parecer una antigüedad, con su caja que había que abrir para darle la vuelta a la cinta, su ruidoso rebobinado o sus ruedas para regular el volumen.

Pero antigüedad o no, en la actualidad hay ejemplares que siguen circulando en el mercado de segunda mano y uno de ellos, presentado como nuevo y jamás utilizado, acabó vendido por la bagatela de 1.3 millones de yenes (unos 11,000 euros).

Para escuchar en pareja

«No creo que los Walkmans actuales puedan ser utilizados dentro de 40 años», admite el ingeniero Sato, recordando que los formatos digitales serán seguramente muy distintos de los de hoy, y las baterías recargables, imposibles de encontrar.

Sato recuerda un tiempo que la gente de menos de 20 años nunca conoció: cuando caminar con cascos en las orejas por la calle era considerado un comportamiento extraño. Hoy, los auriculares y los cascos inalámbricos son un complemento anodino.

«Desde que era muy joven, los aparatos tienen pantallas táctiles, no botones», confirma Scott Fung, estudiante de secundaria de 17 años originario de Hong Kong, embobado delante de un viejo Walkman expuesto en Tokio.

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Y su sorpresa no ha terminado: el Walkman número 1, tenía dos puertos para los cascos, de forma que «las parejas pudieran escuchar música juntas», recuerda Sato.

María Alejandra Guevara

Con información de Agencias