El veterinario Jalal Kaal, durante la revuelta en Libia contra el régimen de Muamar Gadafi en febrero de 2011, arriesgó su vida para socorrer a unos 250 animales.

Llevó a su clínica, ubicada a las afueras de Trípoli200 gatos y perros, tortugas, conejillos de indias y un loro. Ésta estaba anexada a un antiguo edificio de los servicios de inteligencia. Al inicio de la rebelión, muchos extranjeros huyeron sin llevarse a sus animales y otros fueron acogidos por él, gracias a las peticiones de varios dueños desde el aeropuerto.

Cuenta Kaal que los cohetes caían tan cerca que el falso techo de la clínica se derrumbó. Cuando murió Gadafi, después de ocho meses de conflicto, el veterinario se instaló a vivir en la clínica mientras vigilaba y alimentaba a los animales, incluso se ocupaba de su limpieza. Además destacó lo «importante» que fue apoyarse en ellos y ellos en él.

Entre febrero y octubre de 2011 realizó 15 viajes ida y vuelta desde Trípoli a Yerba, donde los animales podían ser transportados por avión. Aseguró también, que todos los animales que le confiaron fueron entregados a sus propietarios en buen estado de salud.

No obstante, el miedo de perder su vida y que los animales que tenía a su cargo murieran con él, fue inminente cuando un día regresaba de Túnez, a la altura de un puesto controlado por las milicias de Gadafi que era blanco de los revolucionarios. El veterinario explicó que los milicianos lo rodearon junto a los que venían con él, sin luces, para que no fueran tomados por sorpresa.

En ese trayecto, de Yerba (en Túnez) a Trípoli, que normalmente llevaba cuatro horas por tierra, tardó unas 14. Kaal aseguró que «fue el día más largo y más aterrador». Explicó que actualmente las salas de la clínica están destrozadas y las jaulas vacías. Afirmó que debe construirlo de nuevo, pero segura que «las lágrimas de alegría de los amos que pude juntar con sus animales no tienen precio».

NG

Con información de Noticias Caracol.

Fotografía GettyImages.