Paula Martínez –que vive en La Castilla, uno de los barrios más tradicionales de Bogotá– es una joven colombiana de 20 años que vivió en primera persona la generosidad y honradez que todavía tienen algunas personas en el mundo. Hace unos días, cuando llegó a la taquilla para pagar la luz, se dio cuenta de que había perdido el recibo y el dinero, por lo que volvió sobre sus pasos dos veces, pero lamentablemente no los encontró.
Muy nerviosa, llamó a su marido para comentarle la fatalidad, pues no contaban con más dinero y el pago del recibo expiraba al día siguiente.
La familia está en una situación muy precaria y comparte vivienda con sus suegros. El marido gana el salario mínimo de Colombia, 689 pesos; por ello, el fatídico incidente dejó paralizada a Paula.
Temerosa de que le cortaran la luz, regresó a su casa y revisó el buzón casi esperando un milagro. Para su sorpresa, allí estaba el recibo doblado y pagado. Además, había una nota esclarecedora: “Encontré este recibo con el dinero y lo pagué. Solo eleve una oración por mí. Necesito empleo. Sandra».
“Cuando vi el escrito me puse a llorar de emoción“, indicó Martínez. “Me gustaría hablar con ella. Decirle que es un ángel, que una persona así de honesta y responsable seguramente va a recibir muchas bendiciones por lo que hizo“, añadió.
Samuel Bello
Con información de 20 minutos.
Fotografía Gettyimages.