El Sumario – En los últimos años el significado del abrazo se ha ampliado, en especial, porque se ha comprobado que hacerlo con frecuencia le proporciona grandes beneficios a la salud física y mental. Y es que, aunque casi siempre lo ignoramos, ese gesto tan simple es un arma poderosa para combatir el estrés y vencer muchas emociones negativas que aparecen día tras día.

Un buen abrazo dura como mínimo 20 segundos y, en lo posible, debe ser entre dos personas que se quieren o se tienen suficiente confianza. Ponerlo en práctica todos los días, varias veces en el día, tiene beneficios terapéuticos que causan una fuerte sensación de bienestar.

  • Mitiga el dolor: Este simple acto de cariño es una de las formas más efectivas de aliviar el dolor físico y mental. Su capacidad para aumentar la oxitocina hace que el organismo se concentre en lo que sucede en el momento, dejando el dolor en un segundo plano.
  • Incrementa la seguridad: La sensación del abrazo aumenta la seguridad y alivia el sentimiento de soledad. Este tiene la capacidad de desbloquear a nivel emocional, mejora las relaciones sociales y evita los constantes problemas de conducta.
  • Reduce el riesgo cardíaco: Una dosis de abrazos diarios tiene la capacidad de proteger al corazón mediante el control del ritmo cardíaco y el flujo sanguíneo. Su práctica aumenta la oxigenación de la sangre y con esto permite que este músculo tenga una actividad normal. Las personas que no abrazan, o que no tienen algún tipo de contacto físico con otras, están en un alto riesgo de tener enfermedades del corazón relacionadas con un ritmo acelerado de éste.
  • Fortalece las defensas del cuerpo: La oxitocina se libera en cantidades adecuadas y hay un menor riesgo de sufrir infecciones o enfermedades relacionadas con el sistema inmunológico. Esto debido a que incrementa la presencia de anticuerpos para hacer más efectiva la lucha contra los virus y bacterias.
  • Desarrollo neuronal: El afecto que se manifiesta a través de los abrazos es determinante para el desarrollo neuronal en los primeros años de vida. No recibirlo conlleva a la muerte neuronal, lo que reduce las habilidades psíquicas y motoras en años posteriores.

Eloísa Oramas

Con información de agencias.