Quien no esté del todo satisfecha con su figura, no tiene por qué recurrir al cirujano plástico. Hay otras formas de embellecer el porte.

El escote es uno de ellos. Los cortes y diseños hacen una gran diferencia: pueden realzar u ocultar determinadas partes, o compensar fortalezas y debilidades.

La forma del cuello de una prenda es decisiva y debe ser escogida según el tipo de rostro, de los hombros, del cuello y del pecho de cada uno. Los siguientes consejos pueden ser útiles a la hora de elegir.

  • Cuello redondo: es ideal para los rostros angulosos, de rasgos muy marcados, ya que el cuello de la prenda debe tener una forma diferente a la de la cara. Como regla básica toma en cuenta que cuanto más largo sea el cuello, más cerrado debería ser el escote.
  • Cuello en V: este diseño va muy bien con cuellos cortos, ya que su forma en punta divide el torso y realza la perspectiva vertical. Quienes tengan un rostro redondo, ancho o con maxilares muy marcados se verán beneficiados por este escote. La forma en V también genera un buen equilibrio para quienes tengan hombros anchos, ya que el corte vertical será una buena compensación para la línea horizontal de los hombros.
  • Escote ovalado caído: son perfectos para lo que suele conocerse como cuerpo de tipo A por ser tan habitual. Son figuras que tienen caderas anchas y hombros pequeños. Los cuellos caídos realzan la zona de los hombros y del pecho y permiten compensar visualmente la importancia de las caderas y de los muslos. Además, tienen una ventaja adicional: dan volumen. Las mujeres que tengan poco busto se sentirán cómodas con este modelo.
  • Escote pronunciado: Desde el punto de vista de la moda actual, no se recomienda optar por escotes muy pronunciados. Sin embargo, quien tenga un busto generoso siempre puede escoger recortes algo más importantes sin verse perjudicada. Para que no dejen mucho a la vista de los curiosos, se recomienda probar siempre la prenda antes de comprarla.

EC

Con información de dpa.