Para combatir el aburrimiento, Mike y Max comenzaron a lanzarse los tablones entre ellos y otros amigos, con saltos artísticos para atraparlos. Para ese entonces tenían 18 años.

Poco a poco, comenzaron a competir con movimientos cada vez más elaborados, que bautizaron como «kickflip». Los conductores que pasaban a su lado hacían sonar la corneta, reían y saludaban, hasta que un cartel publicitario muy simple les llamó la atención. Había nacido el «Sign Spinning».

Al principio, los empresarios se mostraron escépticos. Nadie quería pagar a estos jóvenes por lanzarse sus eslóganes publicitarios, pues temían que el mensaje se perdiera entre tanta acrobacia.

Un día, una clienta de una tienda de colchones que se había gastado unos 3.000 dólares declaró que fueron los «Sing Spinners» quienes hicieron una excelente publicidad de su comercio. Gracias a ella, Max Durovic y Mike Kenny firmaron su primer gran contrato. Ahora tienen 31 años.

Entre los «Spinners» hay deportistas, brekdancers, bailarines o skateboarders, que publicitan desde cines a restaurantes, pequeños comercios u operadores telefónicos.

AArrow Advertising se consolidó como empresa en 2002. En Estados Unidos paga entre 10 y 20 dólares la hora, según el repertorio de números de cada «Spinner». Las superestrellas del sector compiten anualmente en Las Vegas con sus mejores acrobacias, pero en la calle el contacto visual, las sonrisas y una personalidad abierta son igual de importantes.

EC

Con información de dpa.

Fotografía dpa/Barbara Munker.

Greg Hakanson, de San Diego (izquierda) y Danny Partida (Derecha) haciendo acrobacias publicitarias
Greg Hakanson, de San Diego (izquierda) y Danny Partida (Derecha) haciendo acrobacias publicitarias