En el mes de junio, muchos recibieron un correo desde Waterrevive. Se titulaba: «Ya puedes tirar tu móvil al WC». En él se explicaba que dos jóvenes estudiantes de Madrid habían patentado un método con un 98% de eficacia al recuperar móviles que habían caído al agua.

También contaban datos como que al 40% de la población se le había mojado el teléfono en alguna ocasión y se comparaban con el método del arroz.

El líquido milagroso promete limpiar la corrosión que provoca el agua en la circuitería del móvil y que es la responsable de que no funcione y además, secarlo. No se conoce la composición, pero la solución debe de estar basada en alcoholes (el olor así lo indica) muy volátiles para ayudar a secar el móvil (sin tener que meterlo en medio kilo de arroz).

No sin reparos por cierta desconfianza y porque el producto no es barato si no funciona a la primera: cuesta 35 euros y en ocasiones puede ser necesario realizar el proceso dos veces, se probó con un flamante Samsung Galaxy S6 Edge. No tenía sentido hacerlo con un terminal barato ni muy usado.

Se colocó el teléfono celular en la bolsa, se añadió el líquido milagroso, se comprobó que estuviera bien sumergido, se mantuvo siete minutos dentro de la solución, fue extraído y al cabo de 24 horas se intentó encender: fracaso.

Se volvió a realizar el proceso con un nuevo kit de Waterrevive y al cabo de otras 24 horas se obtuvo un fracaso relativo: el móvil reaccionó, pero la pantalla no se encendía. Vibraba y se iluminaban los leds, pero no la pantalla.

La respuesta del equipo técnico de Waterrevive fue que, efectivamente, ése era uno de los problemas que habían detectado. Si la pantalla está activa cuando cae al agua, puede que se fundan los circuitos del panel. Entonces, hay que acudir al servicio de garantía. Algo que ofrecen cuando compras el líquido en cuestión. Te mandan una etiqueta para que les envíes el terminal sin gasto alguno, al día siguiente recibes un e-mail confirmándote que tienen tu terminal y que están trabajando con él.

Parecía que el lío se podía resolver, pero… ¡sorpresa! La garantía cubre la mano de obra, no los componentes. En móviles de marca se pueden encontrar, según modelos, por 30, 40 euros la pantalla, pero en el caso del Galaxy S6 Edge cuesta 250 euros.

Lo dicho: resucitó a medias.

KYL

Con información de El Mundo.