El Sumario – El cielo andino es hermoso por naturaleza y rebelde por convicción, temprano se deja ver la montaña pese al frío, con el pasar de la mañana el sol lo despeja para que los tradicionales techos rojos adornen la montaña y al caer la tarde la neblina invade todo, dando una sensación celestial desde la carretera hasta el pico más alto que ya no se ve. Volarlo es un idilio y el estado Trujillo, te invita a vivirlo.

No en un avión, tampoco un helicóptero, se trata más bien de algo ligero donde el viento te bese el rostro y no te permita escuchar el corazón acelerado. ¡En los andes se vuela en parapente!

Esta práctica es una manera muy simple de volar, no requiere motor y depende de las condiciones climáticas. Pero, por lo general las montañas de San Isidro (municipio Valera) se dejan volar con regocijo y es de ahí donde el piloto Alejandro Cornejo Viloria se ha apoyado para hacer un emprendimiento por y para Venezuela.

Formado en el Club Aerodeportivo El Olimpo de San Isidro, surca el cielo andino en velo monoplaza desde hace 12 años, prestando servicio a los turistas valientes desde hace una década. Licenciado para volar en tándem (dos pasajeros) por la Federación Deportiva Venezolana de Icaros y Parapentes (FEDEVIP) decidió entregar su juventud al desarrollo turístico de su tierra.

Hace menos tiempo, cinco años, que él y su esposa iniciaron su pequeño proyecto Parapente San Isidro Valera, donde invitan al turista a volar -en parapente- sobre el pequeño valle en el que se encuentran ladeados varios pueblitos del estado Trujillo, en el recorrido aéreo de 20 minutos se pueden observar Valera, Boconó, Mendoza Fría y La Puerta, todas muy bellas zonas turísticas.

Vivir la experiencia es muy sencillo, según tu peso los instructores indican la hora más adecuada para volar y una vez en el sitio lo único que requieres es estar dispuesto a enamorarte de la perfección natural de Venezuela.

Además de la cordillera andina, en parapente también se puede conocer la Colonia Tovar -estado Aragua- (Placivel), la parte más fría de los Altos Mirandinos (El Jarillo), el candente Barquisimeto (Nirgua), y la capital venezolana. Es que nuestro cielo es de esos guiones abiertos que permiten la improvisación constante de sus actores. Que permiten que los sueños sean grandes.

Volando cerca del corazón

Al igual que el parapentista Cornejo Viloria, hay miles de venezolanos que insisten en crecer en nuestra tierra, haciéndola fuerte y prospera. Soñando en su país pese a las dificultades y viendo más allá de lo que la neblina del conflicto actual alcanza a ocultar. En palabras de un emprendedor “viviendo la pasión de ser venezolano”. Entonces, Alejandro:

¿Surcar el cielo andino en medio de un emprendimiento te hace pensar en la expansión del turismo venezolano?

Claro que sí. Venezuela  ha sido el destino predilecto de extranjeros por sus parajes únicos durante años y pese a que en los últimos años ha mermado un poco debido a la situación social y económica, vale la pena ver las cosas con otra perspectiva. El turismo interno ha crecido y se ha compartido a través de las nuevas tecnologías, avecinando una expansión que está latente y solo necesita de un poco de nosotros.

¿Qué hay en Venezuela que te invitó a querer darla a conocer?

Venezuela lo tiene todo. La pasión por lo que hacemos es lo que nos mantiene en vuelo. En un comienzo se trataba de un hobbie, pero luego nos percatamos de la atención que captábamos, y por si solo fueron llegando los aventureros, que se atrevieron a conocer su tierra desde los cielos. El paso siguiente fue formalizar lo que tanto habíamos imaginado.

¿Podemos llegar a ser una potencia turística?, ¿qué necesitamos?

Si, podemos y lo seremos. Lo que falta es incentivar más a los nativos de cada pueblo, hacerles saber que abandonar sus raíces para ir a una metrópolis convulsionada no les asegura el éxito y que el mismo esfuerzo puede aplicarse en su tierra natal, significando mayor satisfacción. Ahí tiene un peso importante el apoyo económico que los emprendedores puedan recibir de los entes adecuados. Hay que cultivar el turismo.

¿Qué hay que aprovechar en el país para destacar entre los paraísos turísticos del mundo?

Todo. Su posición geográfica principalmente, somos la puerta de entrada a América del Sur, es decir, deberíamos ser la primera parada que realiza todo el que quiera saber de cultura suramericana. Además, su gente, el venezolano, es amable, jovial, atento y despreocupado. Todo eso aunado al prominente gusto de nuestra gastronomía, son la clave del éxito.

De volver a nacer, ¿sería el cielo criollo tu primera escogencia?

Sin duda alguna… elegiríamos a Venezuela, el Valle del Momboy como primera opción. Nuestro San Isidro, por siempre Trujillo. Y es que es uno de los mejores voladeros debido a su posición geográfica, lo que hace posible volar durante la mayoría de los días del año, disfrutando de la belleza de cada estación.

Y que quede claro que el parapente es el comienzo de un sinfín de opciones.

 

Yelimar Requena