Contrarresta los efectos de los cambios climáticos bruscos sobre la piel de tu cutis con un peeling

Si no se cuida la piel del rostros adecuadamente, es posible que adquiera un tono apagado y gris porque le faltan la humectación y frescura que precisa. En ese caso, los peelings pueden ayudar. Pero no todos los productos tienen el mismo efecto y, además, es bueno tener en cuenta cuál es el tipo de piel a tratar y la problemática que presenta.

En principio, el peeling es ideal como método de limpieza porque actúa a un nivel profundo, descarta células inactivas y le devuelve a la piel su color vital. Pero es bueno saber que la piel se renueva, en promedio, cada 28 días, y en ese lapso las células van cambiando de sitio hasta quedar en la superficie como pequeñas escamas microscópicas que son las responsables del color apagado.

Los clásicos, en su versión original, contienen arena o semillas de albaricoque finamente molidas, dos elementos que tienen un muy buen efecto de pulido. Luego existen ya desde hace tiempo otros productos que presentan pequeñísimas partículas de polvo que ofrecen un efecto mucho más suave sobre la piel.

En cambio, los peelings enzimáticos contienen enzimas de frutos como la lechosa que actúan sobre la grasa y las proteínas y de ese modo pueden desechar la suciedad y el sebo. Pero, atención: se recomienda no aplicar este tipo de productos más de una vez por mes. ¿La razón? Los peelings enzimáticos suelen descartar la capa más superficial de la piel casi por completo, y esa capa necesita tiempo para regenerarse.

El uso de los peelings tradicionales es rápido: tras lavarse el rostro se toma un poco de la mezcla, se distribuye en toda la superficie de la cara, se masajea con cuidado, obviando el contorno de los ojos, y luego se enjuaga con agua tibia. Mientras que los peelings enzimáticos requieren algo más de tiempo. Suelen ser productos en polvo a los que hay que añadirles agua tibia. Luego se esparce la mezcla sobre el rostro y se coloca una compresa tibia sobre la aplicación.

AG

Con información de dpa.

Fotografía Markus Scholz / dpa-tmn.