El anfitrión, Chris Rock, abogó por una mayor inclusión de los afroamericanos en el cine

El racismo generó mucha expectativa para la 88va ceremonia de los premios Oscar. Antes de comenzar el evento, un grupo de personas protestó frente al teatro Kodak de Los Ángeles en contra de la nominaciones. Este año ningún actor afroamericano -o técnico y director- estaba entre los que aspiraban a una estatuilla. Por eso, cuando Chris Rock subió al escenario como anfitrión de la noche, muchos aguzaron el oído para ver lo que el comediante (afroamericano) tenía que decir. Con un discurso mordaz, y en ocasiones cínico, Rock demostró que la industria del cine norteamericano aún tiene mucho qué aprender cuando de raza se refiere.

Su monólogo duró 10 minutos, en los que comparó a la Academia -asociación de personas involucradas en la producción de películas en Estados Unidos, y quienes deciden quién se gana el Oscar– con una fraternidad universitaria a la hora de otorgar papeles a personas que no son «blancas». «Ellos te miran y te dicen: lo sentimos, pero no eres un Kappa», recalcó Rock, quien a su vez abogó por que todos los afroamericanos involucrados en el mundo del cine tengan las mismas oportunidades. «Es lo único que pedimos».

Durante toda la gala, a veces pecó de recurrente, el anfitrión comentó entre broma y seriedad, sobre el problema del racismo en Hollywood. Uno de los momentos más memorables fue cuando Rock mostró una serie de entrevistas que realizó a personas ajenas al cine sobre lo que pensaban ante la falta de actores afroamericanos nominados. Las respuestas, honestas y sin censura, hicieron reír a los presentes.

De resto, hubo algunos batacazos en la entrega de premios. «Mad Max» arrasó con seis estatuillas y fue la gran ganadora de la noche, dejando de lado a «El Renacido» de Alejandro  Iñárritu. Sylvester Stallone -el gran favorito de la noche para llevarse el Oscar como mejor actor de reparto- perdió ante Mark Rylance por la película «Puente de Espías». Por otro lado, «Spotlight», largometraje que ventila los escándalos de pedofilia dentro de la Iglesia Católica en los Estados Unidos, se llevó la joya de la noche como mejor película.

Alejandro Iñárritu realizó el back to back, al ganarse por segundo año consecutivo el Oscar a mejor director, mientras que Leonardo Di Caprio puso fin a la campaña por redes sociales y medios de comunicación que abogaban porque fuera el ganador a mejor actor. Con un discurso emotivo al recibir su premio, Di Caprio llamó a la conciencia social y a defender el planeta del cambio climático.

Jefferson Díaz

Con información de agencias