Cuentan familiares y allegados que la afinidad de Heissler Guillent con el básquet corre por su sangre.

Y fue hacia finales de los 80’s cuando, en algún juego de baloncesto en alguna cancha de la parroquia Macarao, en Caracas, Heissler desapareció de la vista de su madre. La vista de la señora, como un águila, escudriñó en segundos todas las gradas y cuál sería su sorpresa: el chico daba sus primeros pasos fluidos tras un balón en un juego de su padre.

Con ese precoz aviso de lo que sería, muchos balones se han encestado. Desde muy joven fue miembro de la selección de Distrito Capital, participó en múltiples Juegos Nacionales de distintas categorías hasta juvenil. Saltó al profesional con Guaros de Lara BBC en 2006. Fue novato del año en 2008; jugador más valioso de la Liga en 2011, defendiendo a Bucaneros de La Guaira. Pasantías en el baloncesto de Colombia, México y República Dominicana también suman a su palmarés.

Y en todo ese contexto Heissler se hacía su espacio en la selección nacional de mayores. Tarea nada fácil si la posición que juegas le pertenece a un NBA de la talla de Greivis Vásquez. Pero además excelentes jugadores como Gregory Vargas o David Cubillán, también están codo a codo buscando un puesto como el piloto del equipo.

Algún tiempo ha pasado ya desde aquellos primeros partidos con la selección, de ser regular en los 12 seleccionados y luego en los 5 abridores, incluso en el reciente FIBA Américas 2015 se alzó como uno de los 5 jugadores del todos estrellas.

Pero eso no desvía a Guillent de su meta de 2016: recuperarse de una lesión del tendón de Aquiles y dar el 110% en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Muy sereno y humilde nos recibe en su casa, con yeso y muletas de por medio. La entrevista debe ser sentado, totalmente comprensible; también hay que ser breve pues está en un período de reposo absoluto debido a su recuperación. Imitando, en mi mente, uno de esos lanzamientos de Heissler desde los 3 puntos, disparo la primera pregunta:

– ¿Qué aprendiste del baloncesto de la calle?

– ¡Todo! En la calle uno asimila muchas cualidades individuales, aprende a no tener miedo, a ser arriesgado, la verdad es que se juega con mucha rivalidad, mucho uno contra uno. Ya a nivel organizado uno aprende táctica, estrategia y por eso es que durante mi carrera he aprendido a unir un poquito las dos cosas y he tenido éxito.

– ¿Qué caracteriza al jugador venezolano?

– El corazón que tenemos para jugar al básquet. Cualquiera que hubiese visto las nóminas de las otras selecciones y la de nosotros nunca nos habría dado de favoritos (en el FIBA Américas 2015), ni se iban a imaginar que ganaríamos una final allá. Pienso que el corazón que le ponemos a los partidos y las ganas marcan la diferencia, inclusive en ese nivel tan alto.

Néstor “Che” García (su entrenador en Guaros y en la selección) te considera “su extensión en la cancha”. ¿Cómo te sientes en el rol de conductor de juego? ¿Qué pasa por tu cabeza?

– Yo me siento preparado, es algo que me gusta hacer. A medida que han pasado los años, la posición que desempeño, que es la de base armador, me ha ayudado a crecer mucho, no sólo en lo individual sino también para ayudar a mis compañeros en cancha. Por eso es que después del coach yo soy uno de los que tienen la responsabilidad de ordenar el juego en el tabloncillo. Y que un entrenador como Néstor tenga esa opinión sobre mí, la verdad es que me hace sentir muy bien.

Ya en este punto sabía que no me quedaba mucho tiempo, y aunque Heissler respondió amablemente a todas las preguntas, no iba a ser precisamente yo el que terminara retrasando su recuperación. Pero había un tema ineludible. Río de Janeiro 2016. Así que nuevamente voy (en mi mente) a la conquista del aro, doble paso y bandeja

– ¿Qué pensabas cuando lanzabas los triples que fueron decisivos para la clasificación de Venezuela a los Juegos Olímpicos?

– Nada. Eso es un momento donde uno se olvida de muchas cosas. Te olvidas de los rivales que tienes en frente y te pones a pensar en lo que puedes dar tú como jugador, de todos los días que has pasado entrenando, de los grandes juegos que has tenido (desde los del barrio hasta los de la liga). He fallado muchas veces y he asumido la responsabilidad, pero también he tenido éxito muchas otras. Entonces cuando tienes tu sueño tan cerca tienes que arriesgar, tomar esos lanzamientos con fe, pensando en la cantidad de veces que uno los hace en los entrenamientos. Eso es como memoria muscular, lo que tú haces en el entrenamiento también en el juego lo puedes hacer.

Heissler hace una pequeña pausa y suelta: “La verdad es que no me importaba el momento porque sabía que no iba a tener otra oportunidad como esa”. No se equivocó. Y tampoco falló. De hecho anotó 8 puntos seguidos para liderar la reacción de Venezuela, que a la postre se quedaría con el boleto a Río de Janeiro a expensas de los NBA de Canadá.

– ¿Qué le va a aportar Heissler Guillent a la selección en los Juegos Olímpicos?

– Dios mediante, si estoy bien físicamente, pienso estar preparado lo mejor posible para esa competencia. Es la de más exigencia de todos los torneos de baloncesto, por el nivel de juego de todas esas selecciones. Nos vamos a encontrar grandes equipos y muy buenos jugadores individuales. Yo pienso dar lo mejor de mí, jugar con mucha confianza y aportar lo que hago siempre: crear juego para mis compañeros, tomar buenas decisiones y anotar puntos importantes. Estoy bien preparado psicológicamente para ese torneo y pienso estar bien físicamente para ese entonces.

De aquel chico que aprendió el baloncesto en las calles del barrio Kennedy de Macarao, hoy tenemos al hombre que admira a jugadores como Víctor David Díaz o Carl Herrera no sólo por su calidad técnica, sino por su disciplina y ética, valores que les permitieron jugar profesional hasta muy avanzada edad.

Y Heissler sigue esos mismos principios, pero la vida le ha puesto en un uno contra uno cuesta arriba. A falta de cinco meses para la justa olímpica, Guillent tiene la misión y el deseo de estar recuperado al 100% de su lesión del tendón de Aquiles. Por la entereza y constancia que ha demostrado en su carrera, nadie duda que trabajará día y noche para estar listo a tiempo. Todo un país lo apoya y espera que se ponga otra vez la camiseta de héroe.

Ya la entrevista había finalizado, aunque en mi juego imaginario faltaban aún dos segundos. Así que lancé desde la mitad de la cancha…

– La fanaticada te admira y están pendientes de tu recuperación. ¿Cómo te sientes con eso?

– Me pone muy orgulloso y me motiva a dar lo mejor de mí cada día, porque uno como profesional va dando resultados y la gente espera mucho más. La gente no se conforma y yo tampoco. Hice un trabajo en el 2015 y este año quiero mejorarlo. Esas son metas que me propongo y que voy cumpliendo poco a poco, para que la gente y entrenadores como el “Che” sientan un poco de admiración por mí.

Iván Vera

Fotografías cortesía Guaros de Lara.

Producción audiovisual @harryfebres.