La neuroeducación es un área que estudia diversos aspectos para mejorar el conocimiento, la memoria y el rendimiento académico

Esas malas experiencias que casi todo estudiante sufre alguna vez en su vida académica podrían evitarse si se tuviera un mejor conocimiento del cerebro. Eso es lo que plantea la neuroeducación, una disciplina en auge en los últimos años que combina la psicología cognitiva y la pedagogía.

Anna Forés, profesora del Posgrado de Neuroeducación de la Universidad de Barcelona explica que la neurodidáctica «nos ayuda a diseñar y repensar la educación en aquello que realmente puede mejorar el aprendizaje desde el conocimiento de cómo funciona nuestro cerebro».

Una de las principales líneas de investigación del BRAIN Initiative de Estados Unidos y Human Brain Project de la Unión Europea es la que analiza las emociones. Luis García-Fraile, psicólogo clínico afirma que «cuanto más conectado con las emociones esté aquello que se estudia, más duradero y sólido será su aprendizaje».

En esa línea van estos consejos que ofrece la neuroeducación a cualquier persona en apuros académicos:

  1. Artes: diversos estudios demuestran que las actividades artísticas favorecen la memoria a largo plazo y también ayudan a reducir los problemas emocionales y a potenciar las habilidades sociales, tales como la comunicación, la cooperación y la resolución de conflictos. Además, a través de acciones creativas, los alumnos se divierten mientras aprenden a realizar tareas que están deseosos de mejorar, lo que les ayuda a entrenar su autocontrol.
  2. Deportes: para beneficiar los resultados académicos se debe practicar deporte ya que el ejercicio aeróbico aumenta los niveles de BDNF, una proteína decisiva por tres motivos: ayuda a fortalecer las conexiones neuronales claves en el aprendizaje, facilita la formación de la memoria y aumenta el flujo de sangre en las neuronas, otorgándoles más nutrientes que mejoran su funcionamiento. La pedagoga y escritora afirma que incorporando el ejercicio a nuestros hábitos es una manera natural de impulsar el conocimiento.
  3. Descanso: la estimulación debe alternarse con pausas, momentos de descanso y dormir lo suficiente, pues con ellos se permite regenerar el cerebro para que continúe ofreciendo la mayor eficacia. «Unos pocos minutos para estirar las piernas y movernos nos permiten recargar los depósitos de neurotransmisores como la noradrenalina o la dopamina, que se han vaciado como consecuencia de la atención focalizada durante las tareas, y que son imprescindibles para el aprendizaje», dice Forés.
  4. Reír y jugar: García-Fraile afirma que «la actitud positiva es una disposición en la forma de sentir, pensar y actuar que tiende a producir contagio favorable». Por eso la risoterapia es una de las técnicas más acertadas para fomentar las emociones positivas y reducir el estrés. Además, las emociones positivas ayudan a analizar las situaciones con perspectiva. Para los más pequeños hay investigaciones que reflejan los beneficios del juego como la efectuada por la escritora Maite Garaigordobil donde afirma que las actividades lúdicas están ligadas a cualidades básicas del desarrollo: intelectual, psicomotora, afectivo-emocional y social.

AW

Con información de ABC.

Fotografía Gettyimages.