
Por lo general, escuchamos que el colesterol suele ser un gran riesgo para la salud, lo que puede resultar cierto siempre que se consuma en una dosis exagerada. Lo importante es que se trata de un elemento necesario que forma parte de nuestro cuerpo.
El colesterol estabiliza las membranas celulares y sirve como base para la producción de hormonas sexuales, incluso es producido por el propio organismo. Entre un 50 y un 60% del colesterol total es formado por el hígado. Lo que ingerimos a través de los alimentos es una proporción mucho menor.
Si bien la publicidad apunta todo el tiempo a los beneficios de productos que no generen colesterol, lo primordial es saber que lo que hace la diferencia es la moderación, debido a que puede llegar a obstruir los vasos sanguíneos.
Algunos especialistas recomiendan no ingerir más de 300 miligramos por día, para lo cual es bueno saber qué productos sería preferible consumir. Por ejemplo, un huevo contiene 240 miligramos, al igual que la carne, que presenta mayores proporciones de colesterol que los pescados. La manteca, en cambio, presenta 50 miligramos en sólo 20 gramos.
Los alimentos con colesterol no tienen por qué quedar excluidos de la dieta diaria. La clave está más bien en saber medirse, cada persona tiene un metabolismo distinto.
Además, al tipo de alimentación y a los eventuales medicamentos, los especialistas recomiendan sumar como tercer pilar el deporte, ya que el ejercicio alienta al cuerpo a regenerar los vasos sanguíneos que no estén en condiciones óptimas.
El ejercicio puede producir nuevas vías de circulación cuando existen peligros de obstrucción.
DS
Con información de dpa
Fotografía Gettyimages