El Sumario – Dos polluelos de pingüinos Adelie, originarios de la Antártida, son la atracción del Zoológico de la ciudad mexicana de Guadalajara, única institución que protege a este animal y uno de los más difíciles de reproducir en cautiverio.

Con 45 días de nacidos, estas crías son visitados ya por decenas de niños y adultos que se enternecen por verlos en un rincón juntos a sus padres que los cuidan celosamente para que puedan desarrollarse tranquilos.

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La especie Adelie es auténticamente antártica, es decir que vive en la parte más helada del hemisferio sur y no se le considera en riesgo ya que se cuenta por millones, explicó a dpa Luis Soto, veterinario a cargo del área de pingüinos.

Sin embargo, la fragilidad de su hábitat natural los tiene «al borde del peligro» debido a los cambios de temperatura en el planeta que inciden directamente en la temperatura del mar antártico y, por ende, en su forma de alimentarse y reproducirse.

«Su hábitat, su alimentación, su ecosistema es tan frágil que cambios muy sutiles de temperatura a nivel global, de contaminación en los mares ponen en riesgo la supervivencia de la especie en su totalidad», dijo el especialista.

Por ello, los encargados del área del zoológico conocida como «Antártida, el reino de los pingüinos» tienen tantos cuidados hacia los 14 ejemplares de Adelie y Yentu que protegen.

La luz del lugar puede ser adaptada para emular las estaciones y los horarios de la Antártida, el agua se mantiene a una temperatura de cinco grados centígrados bajo cero y la nieve rodea a los animales.

Ningún zoológico en Latinoamérica tiene instalaciones parecidas a la de Guadalajara.

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La primera pareja de pingüinos Adelie llegó a Guadalajara en abril de 2015 como parte de un programa de reproducción de un acuario en Japón que tenía varias parejas de la especie, desde entonces se han reproducido en dos ocasiones, con dos polluelos cada año, expresó Soto.

Sus cuatro cuidadores vigilan de cerca a las crías desde el nacimiento pesándolos y monitoreando su crecimiento, pero a la vez permitiendo que estén cerca de sus papás para que el proceso sea el más natural posible.

Por Gerardo Contreras

Con información de agencias y dpa

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