Tener una tortuga de mascota puede resultar interesante. Eso sí, debes asegurarte de que no sea una especie de tortuga muy grande y de que tampoco se encuentre en peligro de extinción. Asegúrate de informarte bien que especímenes está permitido comercializar y cuáles no.

Si ya te decidiste a comprar una tortuga, es muy necesario incluir en el acuario un área donde ella pueda secarse totalmente al tomar sus baños de sol, ya que el calor activa el sistema inmunológico de las tortugas. También necesitan absolutamente los rayos UV para poder procesar adecuadamente sus alimentos y poder asimilar los nutrientes. No la dejes al sol por mucho rato ya que el agua puede llegar a calentarse muchísimo y la tortuga sufriría daños muy serios, al punto de que podría morir.

Asegúrate de que cualquier decoración que incluyas no sea dañina para tu mascota. Si quieres incluir plantas, escoge unas que no sean venenosas. Las plásticas no son recomendables ya que puede que se las coman. Si incluyes piedras, asegúrate de que no tengan bordes cortantes que puedan dañar el caparazón de la tortuga. No utilices piedrecillas o gravilla pequeña porque la tortuga puede ingerirla y esto puede ocasionarle serias complicaciones como un bloqueo intestinal muy peligroso.

También es muy importante que mantengas el acuario limpio. Si no tienes un filtro, entonces tienes que limpiar el tanque por lo menos una vez por semana. Si tus tortugas son aún bebés y no tienes un filtro, cambia el agua cada dos días y no utilices ningún producto abrasivo. La orina de las tortugas, que es abundante, ensucia muy rápido el acuario. Es muy importante que el agua que le pongas no contenga cloro, por lo tanto, no puede ser agua que venga directamente del caño. El agua debe reposar al aire libre 24 horas para que quede completamente libre de cloro. La temperatura del agua también es de vital importancia: nunca debería estar por debajo de los 20 grados centígrados.

Observa a tu tortuga todos los días, cualquier cambio importante en su conducta puede significar que algo no anda bien. Asegúrate de conseguir un médico especialista en este tipo de mascotas y siempre ten a la mano su número de teléfono.

La mayoría de las personas suelen alimentar a sus tortugas con la comida que venden en las tiendas especializadas (es práctico y ensucia poco), otras prefieren las legumbres y vegetales frescos. Lo que debes evitar es ofrecerle carne, pollo, pavo o atún, porque aunque les encanta, el gran contenido proteico trae consecuencias en el crecimiento del caparazón. Además, la carne sin cocinar puede tener salmonella.

Lo mejor es darle a la tortuga una dieta variada de al menos dos tipos de alimentos. Además, los gustos de ellas cambian con la edad y mientras las jóvenes son más carnívoras, las más viejitas tienden a ser vegetarianas.

LS

Con información de El rincón de las mascotas

Fotografía Gettyimages