El afamado artista plástico venezolano sigue en actividad constante y presenta en Miami su restrospectiva Bimentional Research. Works 1959-2015

Con más de siete décadas de carrera, el artista venezolano Carlos Cruz-Diez, representante del arte cinético y maestro del color, sigue creando e investigando. Cruz-Diez (Caracas, 1923) presenta en el marco de la Feria de arte contemporáneo Art Basel que se celebra este mes en Miami Bimentional Research. Works 1959-2015, una cuidada retrospectiva de sus obras más representativas del juego óptico con el color.

El artista siente que se adelantó “bastante” a una época, pero al mismo tiempo estima que su visión artística ha sido asimilada por el público. Sus trabajos de juegos ópticos con el color son apreciados en galerías tan prestigiosas como el MOMA de New York y la Tate Gallery de Londres.

El artista plástico venezolano creó un discurso nuevo sobre el color y el uso de los espacios como parte de la obra de arte. “Abandoné el muro por el espacio (…) Nosotros no hacemos cuadros, hacemos situaciones, en la cuales las cosas están cambiando constantemente en el tiempo y en el espacio”, destacó Cruz-Diez. Al maestro, como le llaman sus colaboradores, le gustan las intervenciones artísticas “mientras más grandes mejor. Es la invasión. Que la gente esté dentro de un espacio cromático que está evolucionando, que se sienta inmerso en él”

«El color es el mundo de lo afectivo, hay colores que producen alegría y hay colores que producen tristeza, otros producen múltiples sensaciones», agrega el venezolano. Cruz-Diez se fue en el año 1955 a Europa porque en Venezuela “no había el clima necesario para desarrollar mis ideas (…) Nadie entendía lo que estaba diciendo”. Se fue a París donde acabó instalándose en los años 60 aunque viaja periódicamente a Venezuela donde se exponen algunas de sus obras.

En Caracas, su ciudad natal, el pasillo de la Terminal Internacional del Aeropuerto de Maiquetía lleva su firma y se ha convertido, para muchos que dejan el país, en un símbolo de despedida. Las redes sociales se han llenado de fotos testigo de este adiós con su obra de fondo.

«Me produce mucha tristeza que sea el símbolo de la despedida pero estoy convencido que será también el símbolo del regreso (…) Espero que ese piso sea el retorno a la patria, como el poema de un gran poeta del siglo XIX Juan Antonio Pérez Bonalde ‘Vuelta a la patria’”.

El artista considera que estamos a caballo entre el fin de una civilización y el comienzo de otra. «Estamos culminando lo que comenzó en el Siglo de las Luces, en todo, la música, la literatura, el arte, las ideas políticas, económicas, científicas»

«Hay que reinventarlo todo porque ya es obsoleto, el sistema bancario es obsoleto, las ideas políticas murieron, el dinero ya no funciona como antes, la industria, las escuelas hay que cambiarlo porque esa es una educación para la era industrial y ya no estamos en la era industrial”

Cruz-Diez transformó el concepto del arte contemplativo al arte participativo. En su opinión antes el mundo cromático estaba “anquilosado” y la noción del color era un “absoluto”. Una aportación que el artista continúa desarrollando.

“El movimiento cinético aportó algo nuevo a la historia del arte y eso quedará en el tiempo y servirá de estímulo, de inspiración para futuros movimientos y (dará) resultados que ni sé (…) En el pasado (el arte) era una contemplar una historia del pasado porque ya al poner la pincelada en la tela se convertía en pasado, igual que una fotografía, al apoyar el dedo en el disparador (la imagen) ya se convirtió en el resultado de un pasado y nosotros hacemos un arte de un presente permanente, un presente perpetuo«, afirmó el artista.

A lo largo de su vida ha elaborado un discurso sobre el color y ha desarrollado nueve líneas de investigación sobre el mundo cromático, las cuales, a sus 92 años, sigue ampliando. “Soy investigador, soy un experimentador”. “La vida es un proyecto, cuando se acaba el proyecto se acaba la vida”.

KYL

Con información de BBC Mundo.