Se publicó, por primera vez, hace 66 años

Todo arrancó cuando Walt Disney recorrió Latinoamérica a fines de la década del 40 en busca de personajes para su película Saludos amigos. Para Argentina vistió a Tribilín de gaucho, en Brasil inventó a Pepe Carioca; cuando le tocó el turno a Chile, el norteamericano pensó en un avioncito pequeño, llamado Pedrito, como el presidente Pedro Aguirre Cerda, que intentaba infructuosamente cruzar la cordillera de Los Andes hacia la ciudad argentina de Mendoza. «Pero el dibujante Pepo, René Ríos Boettiger, pensó que no interpretaba para nada la idiosincrasia del chileno y, como un desafío, creó Condorito», explica la directora editorial de la revista, Magdalena Aguirre. El dibujante Juan Plaza relata que «Pepo se molestó y, como se dio cuenta de que no había ningún personaje que representara a Chile, se inspiró en el símbolo del escudo, que tiene un cóndor junto a un huemul».

Nacido en la ciudad sureña de Concepción en 1911, Pepo comenzó a darle vida pública a Condorito a través de una viñeta en la desaparecida revista Okey. El éxito fue tanto que este peculiar cóndor de Los Andes que usa sandalias, conocidas como ojotas en parte de América Latina, en 1955 comenzó a tener su revista propia. Emblema de la picardía chilena, los textos de sus viñetas han ingresado al lenguaje popular nacional. «¡Exijo una explicación!», dicen los chilenos, como Condorito, cuando alguna situación provoca perplejidad. O el clásico «Plop», la expresión que se utiliza en la revista cuando algo realmente desconcierta a los personajes, que de la impresión dan una voltereta hacia atrás.

En los 66 años que este dibujo se ha publicado, la gente de América Latina lo ha hecho suyo. «Condorito refleja la idiosincrasia de todos los latinoamericanos, porque finalmente nos parecemos: nos tomamos la vida de forma más liviana y somos gente que emprende, con empuje. Si no, no se explica que haya durado 50 años en Argentina y en Perú unos 30», explica Magdalena Aguirre. La directora editorial de la revista señala que la clave de su éxito es que su humor es blanco: «No utiliza la política ni la religión. No es racista. Condorito se ríe con la gente y no de la gente. Es lo que ha permitido que sobreviva hasta nuestros tiempos, donde la televisión muestra un tipo de humor agresivo y de doble sentido».

Antes de morir, Pepo educó a un grupo de dibujantes para que pudieran continuar con su legado cuando él ya no estuviera. Los corregía hasta que las figuras de su historieta quedaran perfectas. Gracias a esa decisión, Condorito sigue teniendo vida propia, al margen de su creador, y cada mes se editan tres revistas con material inédito, además de otras dos con recopilaciones.

LS

Con información de El País.