Un estudio reciente encabezado por investigadores de la Universidad de Edimburgo, y publicado en la revista Nature, ha detectado algunos de los patrones que parecen distinguir el trayecto evolutivo que sigue la humanidad. Y de acuerdo con las conclusiones de este análisis, los seres humanos somos físicamente cada vez más altos y mentalmente cada vez más listos; sin embargo, también descubrieron que no somos necesariamente más sanos.

Las anteriores premisas se obtuvieron tras analizar la información de más de 100 estudios realizados alrededor del mundo en torno a genética y salud, con data proveniente de más de 350 mil personas.

La estatura y las habilidades cognitivas han sido privilegiadas por el pulso evolutivo de nuestra especie. En cuestiones de salud se detectó una mejora en el funcionamiento de los pulmones, aparentemente gracias a la diversificación genética, pero no sucedió lo mismo en otros aspectos de nuestras funciones fisiológicas, como niveles de colesterol o la presión sanguínea.

¿Por qué seguimos experimentando dolor físico? ¿Por qué seguimos siendo víctimas de incontables enfermedades, muchas de las cuales ni siquiera estamos cerca de entender? ¿Por qué no hemos desarrollado las aptitudes cognitivas o empíricas suficientes para rediseñar los principales sistemas que nos rigen: el económico, el social y otros? ¿Por qué a veces ni siquiera tenemos la claridad mental y emocional para determinar hacia dónde querríamos que estuviese dirigida nuestra evolución?

Al parecer, más allá de lo mucho que hemos evolucionado físicamente, en materia de salud seguimos siendo tan frágiles como antes, por lo que resulta necesario mantener un cuidado diario de nuestras facultades, vigilando qué comemos y haciendo ejercicio con regularidad.

LS

Con información de Pijamasurf.

Fotografía Gettyimages.