Ligeros cambios entre los equipos hacen que este clásico sea un poco distinto y mantenga a los fanáticos a la espectativa

El Sumario – Hubo un tiempo en el que Real Madrid y Barcelona presumían de tener los dos «tridentes» ofensivos más importantes del planeta, pero con la «MSN» disuelta y la «BBC» convaleciente lo más probable es que el sábado se juegue el primer clásico de la Liga española sin siglas desde 2013.

Neymar decidió este año irse al Paris Saint-Germain para completar la transacción más jugosa de la historia del fútbol con los 222 millones de euros (262,3 millones de dólares) que ingresó el Barcelona en un traspaso no deseado por los azulgranas.

Pero el brasileño quería ser gran figura mundial y no podía conseguirlo a la sombra de Lionel Messi. Aquel mágico «tridente» que formaron los dos junto a Luis Suárez, y que en 2015 ganó cinco títulos, ya no existe. Dejaron una asombrosa marca de 298 goles.

La respuesta del Barcelona a la marcha de Neymar fue el fichaje de Ousmane Dembélé, por el que pagó al Borussia Dortmund 105 millones de euros y 42 en variables. Sin embargo, el francés sufrió a comienzos de temporada una rotura del tendón del bíceps femoral del muslo izquierdo y sigue de baja.

El técnico del Barcelona, Ernesto Valverde, sí ha apostado por diferentes «tridentes» esta campaña con la presencia de jugadores como Gerard Deulofeu o Paco Alcácer. Pero como el primero dejó de contar para su entrenador y el segundo está lesionado, difícil tendrá jugar con tres puntas en el Santiago Bernabéu.

«Sé el peso que tenía la ‘MSN’, pero lo importante es jugar siempre juntos», analizó en su día Valverde. Y tampoco le está yendo demasiado mal sin «tridente», pues llegará al partido del sábado con 11 puntos de ventaja sobre su rival, aunque éste con un encuentro menos.

Será el primer clásico sin la «MSN» desde 2013, el año en el que Neymar fichó por el Barcelona. Y será difícil que el Real Madrid oponga su «BBC», aunque por diferentes razones a la «fuga» de un futbolista.

Gareth Bale llegó al Real Madrid el mismo año que Neymar al Barcelona, en 2013, para formar un «tridente» que prometía lo mejor junto a Cristiano Ronaldo y Karim Benzema. Venía de ser proclamado el mejor jugador de la Premier League y los más de 100 millones de euros que pagó el club blanco al Tottenham dio lustre a la contratación.

Sin embargo, a medida que pasaron las temporadas el galés fue perdiendo el protagonismo que reclamaba su calidad por una razón inquebrantable: las lesiones. Hasta 18 desde que fichó por el Real Madrid, y 15 de ellas de tipo muscular.

«Conmigo la ‘BBC’ jugará siempre», fue una frase de Zinedine Zidane, el técnico blanco, que le acompañó durante toda su carrera. El problema es que casi siempre le faltó uno de los vértices del triángulo.

Bale está ahora volviendo y en el Mundial de Clubes jugó minutos en los que demostró que puede volver a ser estrella si le respetan las lesiones. De hecho, marcó el gol ante Al Jazira que proporcionó el pase a la final de los blancos, a la postre campeones.

Las noticias apuntan a que Bale también empezará en el banquillo el encuentro del sábado. Nadie, ni él mismo, quiere arriesgarse lo más mínimo visto su historial de lesiones. El Real Madrid no quiere tener un «jugador de cristal» y su estrategia es la paciencia, por lo que de momento la «BBC» permanece en suspenso.

Por Alberto Bravo (dpa)

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