Marcos Rojo, Javier Pastore, Sergio Agüero, Gonzalo Higuaín y Ángel di María, por dos veces, fueron los autores de los goles de la «albiceste», que buscará su primer título desde 1993. Lucas Barrios puso en el mínuto 43 el 2-1 con el que el partido llegó al descanso.

Paraguay presentó batalla durante 45 minutos, pero en la segunda parte, ya rendida y con problemas físicos, fue presa fácil de Argentina, que se dio un festín, olvidó sus problemas con el gol y sólo tiene a Chile por delante para que la generación que comanda Lionel Messi, que hace un año perdió la final del Mundial, se corone con un título.

Paraguay quería que el partido fuera como el de la segunda parte del duelo en la primera fase. Argentina como el de la primera mitad. Y los 45 minutos iniciales tuvieron de uno y otro.

A los 3 minutos, Paraguay botó la primera falta lateral y buscó, cómo no, la pelota aérea. El 33 por ciento de sus remates en la Copa habían sido de cabeza y seis de sus últimos ocho goles en las dos últimas ediciones de la Copa llegaron mediante jugadas de balón parado.

La primera llegada fue paraguaya. Pelota larga, Nelson Haedo Valdez dejó de cabeza atrás para Roque Santa Cruz y su disparo salió desviado.

En defensa, la «albirroja» juntaba las líneas y sobre todo a los cuatro de atrás con los dos volantes de contención.

Tardó en aparecer Argentina, con posesión de pelota pero poco más. Pablo Zabaleta llegó desde atrás y sirvió para Pastore, cuyo remate frenó el arquero Justo Villar.

Así, antes casi de merecerlo y de falta lateral -arma paraguaya-, llegó el 1-0 para Argentina en el minuto 15: Messi botó y la pelota, que no fue despejada por la zaga, quedó a los pies de Rojo.

El seleccionador argentino, Gerardo Martino, había dicho que la falta de acierto albiceleste en el arco rival era casual y tuvo razón. Contra Colombia se hartó de crear y no marcó, y hoy acertó a la primera y sin necesidad de elaborar.

Paraguay elevó la línea de presión con el riesgo de dar espacios a una Argentina solvente con Messi entre líneas. En un contragolpe en el minuto 21 rompió para la llegada de Pastore, que remató flojo para Villar.

Las malas noticias se acumulaban para la «albirroja», que perdió por lesión muscular a Derlis González, posiblemente su jugador más desequilibrante.

En el 26, otra vez rompió Messi y otra vez pasó a Pastore, que sin pensarlo, llegó en carrera y puso el 2-0.

Paraguay ya estaba otra vez remando en un espeso mar de lodo, como durante toda la Copa, como durante el partido en la primera fase.

Como entonces, como ante Uruguay, como ante Brasil, buscaba repetir la historia. Tiró de pundonor, de lo que los paraguayos llaman «garra». Martino sabe, por su pasado, que tienen «muchísimo amor propio» y lo demostraron.

También se lesionó Santa Cruz. Todo estaba en contra de Paraguay, todo dispuesto para sacar la bandera blanca y rendirse. No lo hizo.

Presionó si cabe más arriba y complicó la salida de pelota de Argentina, que a veces por tener a Javier Mascherano y Messi, imagina disponer también del barcelonista Gerard Piqué.

Nicolás Otamendi no pudo sacar la pelota clara desde la esquina ante la presión. Su pelotazo lo robó Bruno Valdez de cabeza, la pelota quedó para la carrera de Lucas Barrios, que había reemplazado a Santa Cruz y que sin pensarlo marcó el 2-1 en el 43.

Paraguay había lanzado ocho veces al arco rival, por seis de Argentina, con el control y el resultado a su favor. Había motivos para que la «albirroja» creyera.

Quince minutos de pausa fue lo que duró la esperanza. En el 47, con Paraguay abierta y rota físicamente por el esfuerzo del sábado ante Brasil, Pastore aprovechó una pérdida y encontró a Di María, que puso el 3-1 en el marcador.

Ahí acabó Paraguay, que sacó bandera blanca. En el 53 cedió el cuarto: pelota perdida de nuevo, espacios, Messi roba, cede a Pastore, remata, Villar para y el remate le cae a Di María.

Argentina empezó ya a pensar en la final y a evitar las tajetas amarillas que amenazaban a Messi, Mascherano y Sergio «Kun» Agüero. Pero la maquina goleadora que se adivinaba en los nombres de la delantera argentina se había activado y a la fiesta se unieron Agüero e Higuaín para cerrar un marcador que es un golpe de autoridad.

AG

Con información de dpa.

Fotografía REUTERS/Andres Stapff.