Este nuevo dispositivo marca el comienzo de una tercera temporada donde los límites del entretenimiento no existen

La nueva generación de Apple TV llegó este viernes a las tiendas. El dispositivo estaba a la venta en la web desde este pasado lunes pero fue precisamente este viernes cuando dio inicio formal a su venta en los establecimientos o cuando se reparten las primeras unidades. La principal novedad es que este Apple TV permitirá instalar aplicaciones y juegos de terceros, también buscar películas y series usando sólo la voz, gracias a Siri. Es más caro, también, pero el modelo anterior permanece a la venta al mismo precio.

Para Apple, este nuevo dispositivo marca el comienzo de una tercera temporada. Se presentó como un «hobby» el mismo año que el iPhone y se rediseñó en 2010 en un formato más pequeño pero nunca perdió su condición de proyecto secundario, de caja experimental. Para una compañía que presume de enfocarse con la precisión de un láser en los productos que pone en el mercado, Apple TV resulta un producto extraño. Siempre ha guardado en su interior algo de energía potencial. Siempre ha dado la sensación de poder hacer mucho más, de ser poco ambicioso.

El plan maestro del Apple TV era cambiar la forma de ver televisión, romper con la tiranía del operador de cable -un enfoque muy norteamericano- pero dos obstáculos se han cruzado en el camino. El primero es que el iPhone y el iPad han cambiado la forma de ver televisión. Ahora es una experiencia personal, no familiar. Antes, en el sofá, la familia miraba una única pantalla, la grande. Ahora dividen su atención en varias.

El segundo es que el negocio de la televisión es muy complejo, con intereses cruzados que resulta difícil aislar. En los últimos años ha trascendido que Apple buscaba un sistema de suscripción por canales a la carta, la posibilidad de fabricar un paquete de canales a medida. No ha podido lograrlo.

El resultado, dicen las reviews que se han publicado esta semana en la prensa de EE.UU., es una caja que podría haber sido mucho más pero que al menos da a Apple la posibilidad de iniciar un rumbo nuevo en el mercado de la televisión y los videojuegos.

Al abrir la puerta a terceros desarrolladores, pone los mismos elementos sobre la mesa que consiguieron cambiar para siempre el mundo de la telefonía móvil. Es una oportunidad de acabar con el equilibrio actual del mercado y, tal vez, forzar la mano de productoras y cadenas más adelante. Si es que aún merece la pena intentarlo.

KYL

Con información de El Mundo.

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