Cuando se suscitaron los cuatro clásicos del fútbol español en el 2011, que enfrentaron al Barcelona de Pep Guardiola contra el Real Madrid de José Mourinho –en Liga, Copa del Rey y Liga de Campeones– un sector importante de la prensa alcanzó un nuevo nivel de amarillismo y sensacionalismo. Aunado a eso, el clima de tensión visto en los partidos desembocó en agresiones entre bando y bando, algunas de las cuales se vieron por televisión y otras no. En medio de ese clima, Iker Casillas –capitán y portero del Real Madrid en ese entonces– intercambió por teléfono unas palabras con los capitanes del Barcelona, Xavi Hernández y Carles Puyol. La paz se logró gracias a la diplomacia de tres de los futbolistas más ejemplares que ha dado España.

Carles Puyol se retiró en el 2014. Xavi y Casillas siguen en activo, pero ya no en los clubes que los hicieron famosos y en los que habían pasado toda su vida deportiva, desde niños hasta profesionales.

De este modo, la temporada 2015/16 ha arrancado en España sin dos de los referentes más grandes en la historia futbolística del país. Dos piezas fundamentales en la conquista del hasta ahora único Mundial logrado por la Roja. Y dos emblemas de dos de los clubes más importantes del siglo XXI. Por primera vez desde el arribo del nuevo milenio, la Liga no contará ni con Xavi ni con Casillas.

A sus 35 años, Xavi puso fin a 17 temporadas en el primer equipo del Barcelona. Lo hizo lleno de elogios y emociones para concluir su carrera en el exótico Al Sadd de Qatar, que le llenará el bolsillo de petrodólares y le permitirá comenzar a preparar su futura carrera como entrenador.

«Espero que no sea un adiós, sino un hasta luego», dijo el catalán en una emotiva despedida. Parece llamado a ser un día entrenador del Barcelona.

En cambio, Casillas sí seguirá durante más tiempo en el fútbol de elite. Con 34 años, cambió el Real Madrid por el Porto, equipo de Liga de Campeones, pero de un nivel inferior al de su equipo de toda la vida.

Acostumbrado a ser aclamado y venerado por sus intervenciones milagrosas, Casillas vivió en los tres últimos años la otra cara del fútbol al generar una profunda división entre su propia hinchada, debido a un sector que no paró de abuchearlo durante los partidos en el Santiago Bernabéu.

En julio, el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, le organizó un tibio y extraño homenaje de despedida, muy alejado de su grandeza. Fue un final sustancialmente diferente a lo que vivió Xavi en su adiós como azulgrana.

«Espero que me recuerden como una buena persona», dijo el arquero madrileño entre lágrimas, unas palabras que reflejaron toda la tensión que vivió en los últimos tiempos y que mostraron la existencia de un sector empeñado en manchar su imagen.

Xavi lamentó la forma en que se marchó Casillas del Real Madrid: «Se va al Porto y estoy seguro de que será recibido como un héroe. Fuera de aquí le valorarán más. Yo, por todo lo que me ha pasado en el Barça este año, me considero la excepción, un afortunado, pero Iker merecía el trato que él siempre tuvo con los demás».

Casillas y Xavi fueron dos de los exponentes más emblemáticos de una generación que conquistó un Mundial y dos Eurocopas entre 2008 y 2012. Si Xavi definió un estilo único, agarrado a la posesión y las combinaciones con el balón, Casillas añadió la parte emocional a las conquistas.

La Liga española se quedó sin dos de sus últimas grandes leyendas. Xavi se fue del Barcelona con la impresionante cifra de 24 títulos en 768 encuentros, mientras que Casillas consiguió 10 trofeos en 725 partidos con la camiseta blanca.

Los dos jugadores recibieron el Premio Príncipe de Asturias del Deporte 2012, en reconocimiento al «comportamiento deportivo y compañerismo» que mostraron durante toda su carrera, una distinción notoria si se tiene en cuenta que cada uno defendió los colores de dos encarnizados enemigos deportivos.

En España ya arrancó el Año I después de Casillas y Xavi, dos ejemplares personalidades que marcaron una época.

LS

Con información de dpa.