El SumarioVenezuela atraviesa por una coyuntura sin precedentes, que impulsó a más de cuatro millones de venezolanos –número que podría cerrar en cinco millones para finales de 2019– a buscar refugio en países de la región, de acuerdo con las cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los  Refugiados (Acnur) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

Si continuamos por el camino de los datos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) precisó que nuestra nación terminará el año con una inflación de 10.000.000 %, escenario que golpea todavía más el pobre poder adquisitivo del venezolano.

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Pese a ese panorama nada alentador, la joven Aleimar Brito, de 17 años, está segura de que en Venezuela todavía quedan muchas cosas por hacer. Por ese motivo desde niña, partiendo de los siete años de edad, se encuentra en un proceso formativo con la finalidad de ser una líder inspiradora tanto para lograr sus sueños como para ayudar al prójimo.

Consultada sobre cómo se involucró en el mundo del emprendimiento, la adolescente reveló que proviene de una familia con “venas de emprendedores”, que logró consolidar empresas dentro y fuera del territorio nacional, circunstancia que la impulsó a inmiscuirse desde pequeña en el sector empresarial.

¿Viajes con propósitos?

Si bien está consciente de la situación país, Brito lleva adelante su emprendimiento denominado “Eftychiatravel”, que en griego significa “viajes felices”, con el objetivo de brindarle al usuario un traslado con “propósito”, es decir, donde el servicio entregado al cliente es lo esencial.

“¿Por qué viajes con propósito? Viajar es una cosa, pero hacerlo con un significado o un motivo en específico, definido y consciente representa algo totalmente diferente. Cuando decides que vas a viajar para educarte y ayudar es ahí donde surge el viaje con propósito, y es justo cuando entramos nosotros”, indicó.

Interrogada sobre por qué la gente debe invertir su dinero, y más en estos tiempos de crisis, en viajar con “Eftychiatravel”, la emprendedora expresó que le ofrece a las personas una salida y no precisamente de irse, sino de resolver la situación que está padeciendo desde otro punto de vista o perspectiva.

“Todos queremos y necesitamos ser felices y todos tenemos una forma diferente para experimentar la felicidad (…) yo ofrezco una de miles”, sostuvo.

Morrocoy, la próxima parada

Con el fin de demostrar lo que ella pregona como filosofía dentro de su emprendimiento, la próxima parada de la joven empresaria será llevar a las personas a Morrocoy, en el estado Falcón, específicamente en una embarcación el 5 de octubre, durante tres días y dos noches.

“Vamos a iniciar -el día de salida- en la ciudad de Caracas con un precoaching y posteriormente saldremos con destino a Morrocoy, donde realizaremos varias actividades tanto en el hotel como en el buque (…) las actividades serán de 10 de la mañana a 5 de la tarde”, precisó.

También recalcó que habrán muchas sorpresas para las personas que deseen asistir al viaje y olvidarse de las preocupaciones durante el primer fin de semana de octubre.

Sobre su proyección, Brito indicó que buscará realizar alianzas que le permitan expandir su negocio y de esa manera “Eftychiatravel” no solo beneficie a los venezolanos, sino a cualquier persona en el mundo. En esa visión de futuro, subrayó que desea crear una fundación en Venezuela, aunque reconoció que todavía le falta mucho camino para lograr ese objetivo.

La emprendedora se enfoca en ofrecer un mundo de posibilidades durante sus viajes

Si quieren saber más sobre este emprendimiento puede encontrar a esta soñadora, que tiene los pies en la tierra, en Instagram como @aleimarbrito y @eftychiatravel.

De acuerdo con la sabiduría popular hay aseveraciones en forma de refranes, dicen que “tiempos de crisis son tiempos de oportunidades” o “unos lloran y otros prefieren vender pañuelos”. Bajo esas premisas, la creadora de “Eftychiatravel” prefiere obsequiar –como dice ella– una idea para superar las dificultades  y encaminar a sus clientes hacia un mundo de posibilidades reales.

Por Gerardo Contreras