Pocas personas en el mundo podrán tener contacto alguna vez en su vida con un pingüino. Menos aún si viven en ciudades. Sin embargo, una de estas aves marinas fue vista caminando muy lejos de su hábitat natural.
El negro y blanco de estos animales es asociado a la elegancia, una de las características necesarias en el decálogo de todo buen mago. Quizá el pingüino se valió de una condición oculta de ilusionista para aparecer en las calles de Bello Sur, al norte de Perú. Allí se movía con toda la elegancia que le era posible derrochar, cuando fue visto por la policía.
Decididos a atraparlo, fueron tras él y se consiguieron con la reticencia y altanería de quien se sabe inocente, exige –una vez capturado– hacer su llamada telefónica de rigor y no dice ni pío sin un abogado al lado.
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LS
Fotografía Gettyimages.
