El Sumario – En el mundo de la nutrición canina se pueden encontrar una gran cantidad de estudios y opiniones.
Por un lado, algunos rechazan la alimentación cruda por la posible presencia de parásitos y patógenos, mientras que otros rechazan la cocción por la pérdida de enzimas, probióticos naturales y vitaminas. Es entonces cuando los dueños se quedan en la diatriba de ¿cuál es la mejor opción?
A lo largo del tiempo, el proceso de domesticación que ha sufrido el perro ha cambiado algunos aspectos de su fisiología digestiva, así como otras estructuras, sin embargo no ha cambiado la esencia del mismo ni la esencia de su alimentación, una alimentación carnívora en la que el perro consumiría sin problema alguno, y de forma preferente, carne cruda siempre que se encontrara en un estado salvaje.
La carne cruda es buena para el perro porque se adapta perfectamente a su organismo:
- Las piezas dentales tienen la suficiente fuerza para poder desgarrar la carne.
- El estómago es pequeño y musculoso, está preparado para la digestión de la misma.
- El intestino es corto lo que evita la putrefacción de la carne durante la digestión.
- Los jugos digestivos del perro así como su saliva son perfectos para poder asimilar la proteína cárnica.
- El sistema digestivo del perro está preparado para digerir sin problemas la carne, preferiblemente cruda, que es como la consumiría en el medio natural. También debemos señalar que algunas leyendas, como «la carne cruda hace a un perro más agresivo» es totalmente falso.
No obstante, existen posibles parásitos y patógenos que pueden encontrarse en la carne cruda, por lo que será fundamental buscar alimentos que certifiquen su calidad.
Así mismo, para asegurar totalmente que nuestro perro no pueda contraer infecciones por salmonela, E.coli o triquinosis, por ejemplo, se puede congelar la carne o marcarla levemente a la plancha antes de ofrecerla, ¡Queda en tus manos!
Ninoska Moncada / @ninoskamci
Con información de ExpertoAnimal
