El Sumario – Estudios recientes sobre la relación entre la falta de sueño y el aumento del apetito concluyen que dormir mal aumenta la voracidad y el sobrepeso. El fenómeno se explica por un descenso de los niveles de leptina en paralelo a un aumento de los niveles de grelina y de otras hormonas como el cortisol.

Según el epidemiólogo James Gangwisch, de la Universidad estadounidense de Columbia, este sistema de regulación podría haberse desarrollado como «una estrategia para que los seres humanos almacenasen grasa durante el verano, cuando las noches son más cortas y la comida más abundante, y preparar así el cuerpo para los meses de invierno».

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Más llamativa es la propuesta de la Universidad de Yale (EE UU) de incorporar un tercer elemento a la pareja sueño-hambre: el estrés. La base cerebral de esta relación se situaría en las neuronas sintetizadoras de orexina del hipotálamo, que al sobre estimularse por el estrés mental o ambiental del día a día pueden provocar insomnio y aumento del apetito.

Su recomendación es muy clara: si padece insomnio y sobrepeso, combata el estrés antes de medicarse.

Elaine López / @ElaineNazza1

Con información de Muy Interesante