La planta Ford de España es el nirvana de la producción de vehículos en la empresa gracias a su inversión de casi $3 millones

La planta de Ford más grande de Europa se encuentra en Valencia, España. A pesar de sus 40 años de funcionamiento, se convirtió en el paraíso robótico de última tecnología por tan solo 2.600 millones de dólares y muchas plumas de avestruz. Según declaraciones, esta es «una de sus instalaciones más avanzadas, flexibles y productivas».

Como cualquier limpiador profesional, la plumas de esta ave son muy buenas para atrapar el polvo, por lo que se convirtieron en el higienizador por excelencia de la fábrica, ya que son capaces de atrapar hasta las más pequeñas partículas.

El proceso

Después de que unas prensas gigantes de 2.000 toneladas sellan las piezas de la carrocería de los autos, las cuales son soldadas por robots-láser (que podrían ser la atracción principal), la carcasa del auto atraviesa la línea de producción para ser pintada.

Primero es cepillada con unos plumeros gigantes fabricados, en su mayoría, con las plumas de las hembras de avestruz pues son las mejores para esta tarea.

«Todo el sistema está diseñado para evitar la electricidad estática causada por las partículas que quedan adheridas al vehículo», explica Dirk Hoelzer, jefe de ingeniería de pintura de Ford en Europa. De todas formas, algo de polvo siempre se cuela.

Por eso desarrollaron un sistema que identifica imperfecciones en la pintura, apenas visibles para el ojo humano. Una vez que un vehículo ha sido pintado, cámaras de alta resolución analizan la pintura y la presencia de manchas e imperfecciones.

Las manchas detectadas en la carrocería del vehículo parpadean en la pantalla de la computadora y son codificadas por colores, según su importancia. Por ejemplo, una pequeña fibra o partícula de polvo recibe una alerta «roja». Entonces, llevan el carro a otra parte para completar el proceso a mano.

AG

Con información de BBC.

Fotografía Gettyimages.