Pechakucha Night - Caracas

El Sumario – El Centro Cultural Chacao fue el punto de encuentro para la Pechakucha Night Caracas en su quinta edición. La ponencia denominada Ideas para construir una Venezuela mejor, que contó con la animación del poeta Willy McKey, estuvo compuesta por once iniciativas de emprendimiento social.

Con las etiquetas #UnaNocheDiferente y #PKN5, los organizadores del evento se encargaron de impulsarlo a través de las redes sociales, con lo que consiguieron llenar de complacidos asistentes las 526 butacas del teatro.

Pero, ya va… ¿qué es un pechakucha?

Pechakucha Night es una licencia internacional que se ha llevado a cabo en distintas ciudades del mundo, siendo su origen Tokio en 2003. El término pechakucha proviene de una palabra japonesa que significa cháchara o parloteo.

Básicamente, consiste en preparar una presentación con 20 fotografías o imágenes, cuyo tiempo para exponerlas es de 20 segundos por cada una. De este modo, en un aproximado de seis minutos y medio, el ponente debe presentar su proyecto.

La idea surgió luego de que dos arquitectos pensaron que debía existir una manera de exponer con imágenes de manera organizada. Así fue como Mark Dytham y Astrid Klein idearon esta mecánica para un congreso de diseño, y desde ese momento ha sido adoptada por más de 800 ciudades en el mundo.

Pechakucha Night Caracas, quinta edición

La noche inició con la propuesta de María Fernanda Di Giacobbe, de Cacao de Origen, quien asegura que «hoy en día son miles los emprendedores del cacao de nuestro país». También es fiel creyente de que el cambio para mejorar viene desde casa, desde la investigación y del trabajo duro. Dijo: «Venezuela es el país con la mayor biodiversidad de cacao en el mundo», antes de invitar a los asistentes a conocer más sobre su variedad.

Gaby Alfonzo fue la segunda ponente, quien apuesta a que el país puede ser reconstruido a punta de baile, Por ello se dedica a dar clases de danza urbana a niños y jóvenes de escasos recursos con su proyecto de transformación social «Yo bailo la vida», de la mano con Empresas Polar, y con el que se han visto beneficiados más de 3.000 niños de la comunidad.

La también comunicadora social confesó que su vocación la llevó a inaugurar la academia Zahorí en el año 2006, que hoy en día cuenta con dos sedes y más de 150 alumnos. La bailaora asegura que «el arte no obedece a estratos sociales».

Más adelante, el pechakucha de Andreina White giró en torno a la inmuno-nutrición, con la cual garantiza que cada paciente puede conseguir su dieta personalizada con base en la enfermedad que padece. La joven emprendedora afirmó que «cualquier enfermedad del siglo veintiuno es tratable», esto partiendo del hecho de que una alimentación planificada es la clave para conseguirlo, ya que «cada persona responde de manera individual a lo que come».

«Somos lo que comemos», aseguró, y muestra de ello fueron las experiencias relatadas en su presentación, en la que incluyó el caso de una mujer que no podía salir embarazada y finalmente pudo, luego de ser evaluada y recetada por su equipo de profesionales. Su visión es expandir la clínica Nutri White, algo que han conseguido dando pequeños pasos como su modalidad de citas online, con la que han podido llegar a más ciudades y países.

Luego vino el turno de Epix, un proyecto a cargo de Ignacio Rodríguez, un ingeniero que «encontró su pasión en la fotografía». Gracias a ello y a un viaje que hizo a la India, en el que conoció una cultura totalmente diferente, y que le reveló cuál sería su vocación: «Contar historias para conectar a las personas con sus protagonistas y así poder ponerse en sus zapatos», fue que decidió crear Epix. «Contar la vida de las personas para conocer sus culturas» sería su manera de explicar el proyecto.

Trujiman, propuesta a cargo de Carlos Manuel Moreno Terán, es una marca de arepas trujillanas que buscan recordarle al venezolano el sabor de la arepa tradicional, o lo que era hasta antes de la aparición de la harina de maíz precocida como la conocemos, en su presentación comercial. Con la etiqueta #efectotrujiman quiere llegar a ayudar y hacer que otros ayuden a quienes menos tienen. En tus redes sociales puedes documentar tu aporte (¡pero nada de selfies!).

Juan Ángel De Gouveia hizo su entrada rodeado de aplausos silentes. Es presidente de la Confederación de Sordos de Venezuela y por alrededor de treinta segundos habló a través de lengua de señas sin ayuda del intérprete, por lo que el público no entendió qué dijo. Lo hizo para que los asistentes supieran lo frustrante que puede ser para las personas sordas no entender lo que dicen los demás y viceversa, que no les entiendan. Con las etiquetas #YoApoyoLSV y #DDHHSordosVe estarás contribuyendo con la difusión de las ideas e iniciativas de Juan Ángel y su equipo. Uno de los retos más recientes que tiene el presidente de Consorven, desde la dirección que también ocupa en la Fundación Vanessa Peretti, es lo que será el primer diccionario de lengua de señas de Venezuela, en su versión física y audiovisual (videolibro).

La siguiente presentación correspondió a Ela Maldonado, una artista nata cuyo lema es «todo lo usado puede ser ‘reusado». Todos los días sale a la calle con esperanza, pero, literalmente, con su muñeca hecha de retazos, a la que decidió llamar Esperanza, va en busca de inspiración en esa «Caracas rechazada y caótica, esa que no nos gusta mucho pero que tenemos que aprender a quererla», para hacer realidad sus creaciones.

Poco después, y en su silla de ruedas, hizo su entrada Miguel Molina, mejor conocido como «Miguelón». Tuvo una infancia muy dura, una adolescencia aún peor y un desenlace que cambió para siempre el rumbo de su vida. Criado en el barrio San Agustín tuvo que vivir el lado más oscuro de la vida: drogas, robos y muerte. Un mal día un amigo que le debía dinero decidió no pagarle sino dispararle por la espalda y lo dejó en una silla de ruedas. A pesar del rencor, finalmente decidió redireccionar su vida.

Hoy en día es un ciudadano reformado, que dirige una escuela de baloncesto con la que busca sacar de ese mal destino a los chamos de la comunidad. Siempre les dice a sus alumnos e hijos que existen dos finales cuando se anda en malos pasos, «la cárcel o la muerte».

Luego vino el turno de Drika Ayala, quizás la más elocuente de los ponentes, pues no hubo espacio para el respiro entre una lámina y otra. Mamá Surfista, como es conocida en sus redes sociales, es madre, viajera, deportista y emprendedora, la combinación perfecta para dar vida a su línea de trajes de baño sin igual. Su pechakucha estuvo lleno de anécdotas que reflejan el espíritu del venezolano, que en cualquier parte del mundo deja su huella y esencia. «Es bueno irse pero también regresar, conectarse con lo positivo», aseguró con convicción.

Casi finalizando, la penúltima presentación estuvo a cargo de Jorge Parra, mejor conocido como «Domingo Mondongo», un argentino de nacimiento que decidió ser venezolano porque quiso, porque aquí «la gente siempre está de pinga», como jocosamente indicó.

Es el fundador del grupo Doctor Yaso y se dedica a hacer la labor más bonita de todas: dar alegría a niños enfermos en los hospitales o, como él mismo dice, «llenar los espacios grises (los hospitales) de esperanza». Asegura que «la mejor medicina es la risa» y nadie pudo contradecirlo, pues fue por medio de ella logró meterse al público en el bolsillo.

Para cerrar la noche, Edward Ramírez y Rafa Pino se dieron la tarea de compartir con la audiencia parte de El Tuyero Ilustrado, proyecto con el cual buscan convertir el joropo en un género urbano, que suene más seguido en las emisoras y consiga su expansión más allá de las tierras llaneras.

En resumen y sin desperdicio, once propuestas para construir un país mejor fueron las protagonistas de la noche. Cada una de ellas resultó tanto inspiradora como esperanzadora, dejando claro así que Venezuela es sinónimo de emprendimiento.

Andreina Gutiérrez Romero